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Podemos, desde una perspectiva casi teórica, arriesgarnos a definir música como la sucesión ordenada de sonidos y silencios. Esta breve oración posee en sí misma dos conceptos fundamentales más allá de cualquier noción de sonoridad; hablar de música es hablar de espacio y tiempo, sentirla es sólo posible a través de ambos, una doble experiencia exaltada de tal o cual manera a voluntad de los intérpretes, voluntad que en esta ocasión recayó sobre Mabe Fratti acompañada de Concepción Huerta en el escenario principal del Indie Rocks!
Espacio
Iniciaba el bramar de los sintetizadores en manos de Huerta, introduciéndonos taimadamente al flujo de texturas que se hacían soundscape. Las frecuencias se agrupaban naturalmente en destellos de agudos, susurros sampleados que se intercalaban entre secuencia y secuencia, medios esparcidos en estéreo y graves que rebasaban lo audible para sentirse únicamente en la corporalidad de los asistentes.
El continuo de reverberaciones nos traía flashbacks de trabajos anteriores del proyecto, autoreferencias en jam juguetenado con “Through the night was made for loving Pt.1”, “Encounters” o tracks del EP lanzado en 2019, Personal Territories.
La intensa experimentación encarnada por la artista nos alejaba cada vez más de cualquier concepción en el canon de lo musical, contemplábamos una especie de presencia espíritu resonando entre las paredes del recinto, volviendo las luces hacia el público para exhibirnos partícipes de una experiencia compartida; la sensación de estar presentes en un solo lugar.
El acto de apertura finalizaba tras media hora de atmósferas densas y contrastes sintéticos, dejando el templete más que preparado para la guatemalteca.
Tiempo
La presentación oficial de Será que ahora podremos entendernos rompía el stand by con el tacto suave de arco y cuerdas al cello, la estridencia de los arpegios en la guitarra de Héctor Tosta y los sutiles arreglos de Fernando Franco detrás de los sintetizadores. Fratti y compañía daban inicio con “Nadie Sabe” a lo que sería un viaje entre las fronteras de lo artístico y lo ritual.
Las imágenes que los tres músicos lograban evocar nos sumergían gradualmente en la intimidad de lo sonoro, el setlist avanzaba con “Aire”, “Hacia el Vacío” y “Creo Que Puedo Hacer Algo” alcanzando una sensación tan cercana a lo humano que el dejarse llevar por el impulso del concierto se presentaba como el único paso natural.
El despliegue de armonías ambientales proporcionadas por Franco lograba dar soltura a los instrumentos de cuerdas pero no sería hasta pasada la primera mitad del set que los tenues acentos cobrarían fuerza, dejando caer sobre los escuchas “Mil Formas de Decirlo” acompañada de un beat en percusiones programadas.
El peso musical llevado hasta ese momento sobre los hombros del triplete se contraería rendido a la intensidad de lo instantáneo. Mabe Fratti encaraba al foro con la potencia de su voz, el impacto de sus manos al cello y el alma prendida fuego brotando desde su pecho.
El concierto daba cierre con “En Medio”, finalizando en un clímax ligero y melodioso que despedía al proyecto con palmas en alto. Fratti nos mantuvo presentes en todo momento con el sonido a flor de piel, con el ahora a flor de piel.