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Puede que los autos con engomado verde no circulen los jueves y la calidad del aire sea igual de espantosa que los últimos días… Vaya, sin duda son tiempos duros para la Ciudad de México. Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
Cuentan las malas lenguas que en El Plaza Condesa aterrizó un tal Halley Star, dispuesto a llenarnos de inspiración despejando así todos los malos augurios. Y por si fuera poco, se dice que nuestro país fue el elegido para dar comienzo a su ciclo lunar. Acompañado de Santi Balmes, Julián Saldarriaga, Jordi Roig, Joan Ramon Planell, Uri Bonet y Dani Ferrer , prepararon una noche que quedará en la memoria de los presentes por mucho tiempo.
Bienaventurados los que fueron cautivados por la descarada ambigüedad de Love Of Lesbian en un venue ocupado a su máxima capacidad. Tomando el instinto sigiloso y audaz de la inolvidable leyenda del aire, la agrupación española controló con su frescura y carácter a un monstruo de miles de cabezas, muchas veces indomable y letal. Cual si fuera una saeta cargada de mística energía, “Cuando No Me Ves” y “Bajo El Volcán” fueron el punto de partida de esa sólida conexión espiritual artista–público.
Haciendo alusión a los imponentes y organizados cánticos de Hooligans, aquellas estrofas al unísono dieron forma a canciones como “El Hambre Invisible”, “Incendios De Nieve”, “IMT (Incapacidad Moral Transitoria)” y “Club De Fans De John Boy”.
De “Los Seres Únicos” hasta “Planeador”… todas coreadas, todas bien recibidas. Cabe resaltar el equilibrio logrado entre los temas clásicos de la banda y los más nuevos dentro de su lista, logrando que el show no flaqueara durante su proceso. Las reacciones de los fanáticos son dignas de mencionar, fueron un derroche de emociones y jubilo.
Vuelvo a ver salir al fanático satisfecho, extasiado, cansado, afónico. Y como siempre, cuando las luces del foro se desmayan para cerrar, llega la hora de partir a casa, a esa cita temporal con el vocablo mudo llamado silencio, aquel que siempre es fiel, dice Joan Manuel Serrat en sus versos dentro de “El Poeta Halley”; pese a esto, me siento un momento en la banqueta y pienso: puede que aún tengamos motivos para sonreír, aunque posiblemente mañana nuestro auto no circule.