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En el Foro Sol, la cerveza corre como agua de manantial. Los más jóvenes, que pueden llegar más temprano, ya estaban avanzados en la fiesta. Los godínez, que salieron corriendo del trabajo y se cambiaron en el auto, apenas empezaban a probar del néctar de cebada. En las pantallas, la caricatura de una calavera dibujada en vivo por Dr. Alderete (diseñador y dibujante argentino, responsable de la portada de La luz del ritmo) anuncia el arribo al escenario de Los Fabulosos Cadillacs. “El genio del dub” dio inicio a una celebración de treinta años que prometía, y mucho.
“Mi novia cayó a un pozo ciego”, “La luz del ritmo” y “Demasiada presión” mantenían la expectativa en lo alto. “Estoy harto de verte con otros” y “Gallo rojo” hicieron lo propio, provocando cánticos en los más grandes y slam en los jóvenes.
Después de una canción para fans (“Destino paria”), en la que el ambiente se tranquilizó y muchos aprovecharon para desaguar la chela y resurtirse del líquido dorado, se escucharon las notas de la sección de vientos que anunciaban “Manuel Santillán, el león”. Si hubieran llevado un sismógrafo al foro hubiera marcado 6.4 en la escala de Ritcher, provocado por los brincos al unísono de las notas “fabulosas”.
Hasta el momento no había nada especial en el festejo de treinta años de la banda más grande de Argentina (por convocatoria) en la actualidad. Pero la esperanza muere al último.
“Piazzola”, “Hoy lloré canción” y “Sábato” precedieron a “Calaveras y diablitos”, todos tracks de su disco más incomprendido, Fabulosos calavera. De nuevo, los menos conocedores se volcaron en los puestos de cerveza que, para entonces, apenas se daban abasto.
Regresando a los éxitos, “Vos sabés”, “Saco azul”, el cover a The Clash “Revolution Rock” y “Los condenaditos” volvieron a hacer temblar el suelo del oriente de la Ciudad de México. “La música salvará al mundo” dio un break para pasar a tres clásicos que no pueden faltar en un show de los argentinos: “Carnaval toda la vida”, “Mal bicho” y “Matador”. Con esto abandonaron el entablado dando paso al tedioso e innecesario encore.
Regresaron para tocar “Carmela”, “Vasos vacíos”, “Te tiraré del altar”, “El satánico Dr. Cadillac” y, para cerrar, “Yo no me sentaría en tu mesa”.
Lo malo
Cuando una banda celebra un aniversario importante, se espera que haga algo especial. Este no fue el caso de Los Fabulosos Cadillacs, que presentaron el mismo show —salvo un par de melodías— que cuando vinieron en el año 2013, tanto en el Vive como en la fecha doble en el Foro Sol. Vicentico y compañía pudieron aprovechar para hacer algo especial, como rescatar canciones de su primer disco, Bares y fondas —que también cumple 30 años—; ni siquiera “Basta de llamarme así” tocaron. Al final dio la impresión de ser un show más, sin sorpresas ni invitados especiales. Muy mal.
Posdata
Mención honorífica a las dos bandas abridoras, La Vida Boheme y Tokyo Ska Paradise Orchestra. Las dos cumplieron con el difícil cometido de abrir a un monstruo en un escenario que puede intimidar a quien sea.