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Sería redundante condecorar como triunfal el regreso de Bajo Fondo Tango Club a la Ciudad de México, puesto que cada una de sus presentaciones, desde aquella vez en el antes llamado Salón 21 hace exactamente ocho años, han sido memorables.
Cada que se avisaba el arribo del llamado Maestro Gustavo Santaolalla, no solo los ávidos consumidores del tango electrónico, sino los deseosos de un show de categoría que mucho tiene que ver con la nueva frescura que invade a Latinoamérica, hacen siempre lo posible para abarrotar las salas donde se presente y esta no fue la excepción.
Después de pasar por festivales, no solo el Cervantino o la Cumbre Tajín en nuestra nación, sino el prestigioso Festspillene en Noruega y el por demás laureado Glastonbury Festival en Inglaterra, la plancha del Plaza Condesa, en esta ocasión sin sillas para que se pudiera armar el baile, recibió con una ola de aplausos al colectivo rioplatense que, aunque con la notoria ausencia de único integrante mujer, Verónica Loza, ofreció una memorable velada en la que se demostró que sin importar edad, credo, atuendo o sector social, la música es música, y es de todos para bailarla.
La batería de Adrián Sosa, al lado de las programaciones de Juan Campodónico, retumbaron desde el primer tema, “Código de Barras”, a un nivel que el mediastino de los presentes vibraba con la música. Siguieron “Sabelo”, “Segundos Afuera”, “Pena en mi Corazón” y muchos otros que comprenden su más reciente y exitosa producción, Presente, hasta que el bandoneón de Martín Ferres y el violín de Javier Casalla azotaron con “Duro y Parejo” para enardecer la locura que era ya la pista.
El momento que el mismo Santaolalla condecorara como de reflexión llegó con un tema desprendido de la banda sonora de Diarios de Motocicleta que, antecedido con un solo de bandoneón, fue acompañado de un mensaje de solidaridad ante la actual situación de estudiantes y civiles desaparecidos en México. “Que se solucione pronto, nosotros entendemos lo que se siente”, dijo el ganador dos veces del premio Óscar.
El set parecía terminado, pero el obligado encore se presentó con tres temas más, entre ellos “Leonel el Feo”, “Perfume” y “Los Tangueros”. Baile sobre el escenario, "Las Mañanitas" para Campodonico y un dedo al cielo en agradecimiento cerraron una velada grandiosa, en la que el romance entre México y Bajofondo se reafirmó y se enalteció.