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La noche del 14 de noviembre, colisionaron dos mundos. Interpol, desde los Estados Unidos y Franz Ferdinand directo de Bran Bretaña, nos hicieron vibrar en dos diferentes movimientos telúricos.
Al punto de las 20:30 H, se apagaron las luces y se encendió el índigo. “It’s way too late to be this locked inside ourselves…” exclamó Paul Banks, que inició fuerte con "C’mere", las luces se tornaban rojas, plateadas y azules; La banda nos transportaba en movimientos oscilatorios a un planeta índigo, nuboso. Los riffs de su más reciente álbum Marauder, completamente salvajes y enérgicos, contrastaban con las melodías melancólicas del Interpol de Nueva York a principio de los años 2000. Jugaban así con nuestro cerebro y corazón. Hacia la mitad de la hora que duró su show, sonó, "The New"; todas las parejas se abrazaron y mutuamente se recitaban “… one day we’ll live together and life will be better, I have it here yeah in my mind”. En ese instante flotábamos, y algunos otros llorábamos. Nos tornamos todos tono añil.
Banks entonces nos despierta del trance para decirnos en su español casi nativo adquirido durante sus años en México, lo felices que estaban de regresar a Guadalajara y compartir escenario con el monstruo que es Franz Ferdinand. Así nos avisaron del evento magnánimo que íbamos a presenciar, porque bajo aviso no hay engaño.
Cerraron entonces con "Stella Was a Diver and She Was Always Down", casi afirmando su identidad y recordándonos lo que acababa de pasar. Las luces se encendieron y costaba reaccionar, pero finalmente salimos para prepararnos con una bebida y tal vez un cigarro, la hora para estremecernos en compañía de Franz.
Después de un merecido descanso (físico y emocional), se apagan las luces una vez más, ruge la audiencia y comienza "No You Girls", con su riff inicial tan específico, potente, sin aviso. El Telmex empieza a vibrar trepidatorio entre estruendos y saltos. Alex Kapranos poco a poco expresaba su locura y su inagotable energía; a paso nada lento y nada seguro , viajábamos en el tiempo a través de éxitos como "The dark of the matinée", "Ulysses" y "Love Illumination", para finalmente, después de una hora de revuelto, de gritos y movimiento, llegó "Take me out", en cadencia sexy y estruendoso erotismo que hizo a todas las parejas antes abrazadas en sollozos, ahora abrazarse en salvaje deseo. Así fuimos preparados para el cierre, que fue su propio show dentro del show. Comienza nada más y nada menos que "This Fire" y en un crescendo que se sintió más como un juego previo, empezó a arder la audiencia. Kapranos alargó el trayecto, y estábamos todos los presentes en un nuevo tipo de transe de baile teñido de rojo escarlata.
“Guadalajara is out of control, I’m gonna burn this city, burn this city!”, exclamaba Alex una y otra vez hasta que un riff que hizo temblar hasta el Muro de Jericó, Franz Ferdinand se despidió.
Y así, una noche de noviembre, dos mundos, de personalidades y colores completamente opuestos, chocaron con estruendos índigo y azul.