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Nunca había asistido a un concierto donde los revendedores solo recitaran un “te sobran boletos” en lugar de intentar vender. Después de dos años desde su última visita, Interpol regresó a México, esta vez para celebrar los 15 años del lanzamiento de su icónico álbum Turn on the Bright Lights. Sold Out total. Se trataba sin duda de uno de los conciertos más esperados del año. Las expectativas eran altas, muy altas.
Para calentar el escenario, el conjunto londinense de nombre Pumarosa. Con sonidos espaciales y magnéticos, la vocalista Isabel Muñoz-Newsome pintó un ambiente onírico que logró conectar con todos los que ya estábamos ahí. Después de un set de un poco más de media hora, la banda se despidió agradeciendo la oportunidad y el apoyo de quienes escuchamos con gusto su propuesta.
Media hora de música aleatoria sonó en las bocinas del Pepsi Center WTC antes de que Paul Banks y compañía salieran al escenario. Como ya esperábamos, los primeros acordes de “Untitled” llegaron a nuestros oídos, llenándonos de emoción. El momento estaba aquí, la CDMX escucharía en vivo completo el álbum debut de la banda neoyorkina.
“Obstacle 1” y “NYC” terminaron de poner a todo el público en un trance de deleite total. Seguíamos con el cuerpo la cadencia, imitábamos los movimientos de la guitarra y batería con las manos. Después de “PDA”, Banks, en algo muy parecido a un perfecto español dijo “estamos muy felices de estar aquí, siempre ha sido nuestro segundo hogar”. La interpretación de este álbum siguió en orden canónico. El público estaba concentrado en cada canción, absorbiendo y sintiendo cada acorde de manera individual.
Cuando "Stella Was a Diver and She Was Always Down" comenzó a sonar, la mayoría de los celulares se alzaron para grabar. Sin embargo, “Roland” hizo al público estallar para llegar a un clímax con “The New”. El sonido era perfecto, la coordinación entre los miembros de Interpol era impecable.
Después de terminar el disco, la banda remató con “The Specialist” y desapareció un momento. Unos minutos de calma y oscuridad permearon el venue para dejarnos tomar un respiro y recargar energía para dejarlo todo en el encore que se avecinaba.
De regreso, “Not Even Jail” nos preparó para la más esperada de la noche: “Slow Hands”. Con ella, saltamos y coreamos a todo pulmón en tres minutos de catarsis. “Lights” sorpresivamente no tuvo mucho impacto. No obstante, el ánimo repuntó con “All The Rage Back Home” y “The Heinrich Maneuver”.
“Con esta terminamos, pero muchas gracias”, dijo Banks seguido inmediatamente del característico himno “Rosemary, heaven restores you in life”. “Evil” resonó como la manera perfecta de terminar la noche.
Interpol, sin producción visual alguna más que el juego de luces de colores, no deja nada para la próxima, se entrega totalmente. La primera de dos presentaciones definitivamente cumplió y rebasó las expectativas. Lo que se pensaba iba a ser un concierto excelente, se convirtió en uno de los mejores del año.