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In Flames en Pabellón Cuervo

In Flames en Pabellón Cuervo

13/Oct/2017

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

Pabellón Cuervo

Artista(s)

Emocional y emocionante: la polifacética noche de In Flames.

In Flames es en definitiva una de las bandas que definen el significado del melodical death metal. Desde 1990 se abrieron paso en el mundo desde Suecia junto con bandas como At The Gates y Dark Tranquillity, y le dieron un giro más al sonido del infinito árbol genealógico del metal. Con casi treinta años de trayectoria, es necesario que la banda haya pasado por todo tipo de cambios; hay una diferencia muy notable entre la época de Lunar Strain (su primer disco) y Battles (su más reciente producción). El pasado 12 de octubre, en el Pabellón Cuervo dieron muestra de su polifacética trayectoria.

Strike Master fue una vez más el representante nacional encargado de abrir el cuadrilátero. Sonido thrash, sucio, violento, irrespetuoso. Sin presentaciones elocuentes, pausas para saludar a la gente o discursos para animar a nadie, Strike Master sale a realizar su trabajo que es hacer todo el escándalo posible durante el tiempo asignado. Si cabe alguna crítica es al terrible sonido que tienen en vivo; el feedback de los instrumentos y micrófonos, el sonido plano y estridente de todos los elementos que no permiten que se distinga nada. Una lástima para una banda con tremendo potencial.

In Flames salió con un golpe directo al rostro de la audiencia mexicana. Su primera canción fue "Drained", un estreno a nivel mundial de su disco Battle con el que de inmediato obtuvieron el coro de “You ripped the heart out”. Como si a un grupo de toros les hubieran abierto la puerta del corral, una estampida de personas se arremolinó al frente para estar mucho más cerca del grupo. Era el inicio de un ritual.

En la misma tónica continuaron con "Before I Fall" y "Everything's Gone", esta última desempolvada del Siren Charms pues tenían un buen tiempo sin tocarla en vivo. Las personas al fin tenían la garganta caliente, el pelo suelto, y la adrenalina fluía, era hora de agregar la violencia. Así fue, bastó con que Anders Fridén dijera de forma relativamente casual: “open the dance floor”, y al ritmo del blast beat de "Take This Life" se abrieron de inmediato los círculos de mosh pit. Como si alguien le hubiera puesto sangre al agua de una alberca de tiburones, los círculos se convirtieron en huracanes que atropellaban a quienes encontraran a su paso.

El tributo no fue en vano, e In Flames subió aún más la intensidad con Trigger, la cual hipnotizó a los asistentes y entre coros y golpes el Pabellón Cuervo estaba completamente desatado. Una vez más Anders Fridén se tomó un momento, en esta ocasión habló sobre el temblor en México, y a continuación se desató un temblor por los saltos de la gente al ritmo de "Only For The Weak", el recinto parecía que respiraba con los saltos de la gente. Para hacer esa parte del concierto aún más especial, hicieron circular ese bloque de canciones con "Dead Alone", la cual tenían nueve años sin tocar en vivo.

Varios cañonazos después, el ambiente cambió por completo cuando tocaron "Moonshield" seguida de "Jester’s Dance", y el canto de la gente rebasó el sonido de la banda “You sound much better than us” dijo Anders Fridén, a lo que la audiencia respondió con porras que conmovieron a la banda. Continuaron con ese ánimo y sonó "Save Me", seguida de "Alias", los que iban en pareja aprovecharon para recordarse que estaban vivos, juntos y de amaban. Concluyó el bloque con una dedicatoria especial para todos y cada uno de los asistentes antes de interpretar "Here Until Forever", y un broche de oro con "The Truth".

El final se aproximaba, necesariamente el cierre fue con toda la fuerza. Fridén convocó una vez más a las personas a la pista “A few songs ago there was a circle pit right there, now it’s pathetic. ¡I want it back!”. Los asistentes respondieron a la orden con toda la furia que les quedaba con el mosh pit más implacable y demoledor de la noche. Con una lluvia de éxitos In Flames motivó a todos a dejar lo que les restaba de su energía: "Deliver Us", "The Mirror’s Truth", "The Quiet Place", las personas quedaron afónicas, bañadas en sudor, golpeadas, cansadas, agotadas, pero infinitamente satisfechas antes de que la banda tocara su última canción: "The End". El cierre fue abrupto, no hubo encore o más canciones, de pronto se prendieron las luces y empezó a sonar la música de sala, sin embargo, la banda se tomó un momento para despedirse de todos, tomar fotos, convivir un poco y con la promesa de regresar pronto, puesto que fue una noche sumamente especial.