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El tiempo vuela cuando haces lo que amas, bien lo saben Erk Aicrag y Racso Agroyam que ayer celebraron los primeros 25 años de Hocico con El Plaza Condesa a reventar.
Desde temprano, a pesar de la lluvia, la plancha del lugar comenzó a llenarse y los asistentes a bailar con los DJs encargados de preparar el ambiente. Cerca de las 20.30 H, La bande-son imaginaire salió al escenario para tratar de conquistar a un escéptico público con un poco de su autodenominado horror jazz.
Si bien al principio todos veíamos al proyecto oaxaqueño sin entender qué estaba pasando, para la tercera canción eran más los que bailaban, gritaban y aplaudían sus consignas políticas, aderezadas con elementos teatrales, que aquellos que se distraían en las barras o mirando su celular.
Tan solo unos minutos después, directamente de McAllen, Texas; el dúo Nfektado subió a la tarima para regalarnos un set que si bien no fue lamentable, si se notó un tanto amateur. A pesar de estar frente a un público abierto y receptivo, fueron contadas las personas que se pusieron a bailar durante su presentación.
Por fin llegó la hora marcada, Racso ocupó su lugar y Erk salió al escenario en medio de ensordecedores gritos y uno que otro brasier que salió volando. Con “Scars” nos dieron la bienvenida a una noche llena de furia, durante la que no solo sonaron temas clásicos y nuevos sencillos, sino que celebraron un legado que se dedicaron a construir durante más de dos décadas.
Todas y cada una de las canciones fueron recibidas a gritos y bailadas por cientos de individuos vestidos de terciopelo y látex; sin embargo, fueron aquellas en español, como “Ecos”, “Ruptura” y “Tiempos de furia”, las que se corearon con puños al aire y sudor en la frente.
Poner por escrito la fuerza de Hocico en vivo es una tarea complicada. Desde el momento que Erk toma el micrófono, el ambiente se inunda de una energía que parecería haber estado contenida por años. No hay momentos bajos, no hay tregua alguna ni descanso.
Para la recta final, el dúo decidió honrar sus inicios y, sin que nadie lo esperara, soltó “Odio bajo el alma” y “Sexo bajo testosterona”. Ambas de sus primeros años.
Hocico es la viva prueba de que el talento mexicano es digno de exportarse. Es de esas pocas bandas nacionales capaces de llenar arenas del otro lado del mundo por mérito propio y no por cumplir una cuota de intercambio cultural.
Lo mejor de esta celebración es saber que aunque pasen los años, Erk y Racso siempre se sentirán bienvenidos en casa. Agradecidos con un público fiel que se siente orgulloso de ellos y que los seguirá hasta el fin del mundo.