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Cuando la luz, la imagen, el sonido (que podría mejorar enormemente por parte del recinto) y el público se juntan, coinciden en sus intenciones, se compaginan en su densidad, se entienden y fluyen a un fin común todo se pone en su lugar para hacer de una noche algo inolvidable y se vuelve algo que resulta orgánico y natural. Esto fue lo que pasó en esta primera noche que el festival Hipnosis nos trae con las propuestas neo-psicodélicas de avanzada a nivel nacional y global.
La velada arrancó con Diles Que No Me Maten, una banda que está haciendo un trabajo que se desmarca de lo que estamos viendo en la escena musical mexicana actual. Un acto en el que impera la poesía, la improvisación, las largas instrumentaciones en las que se monta el desenfreno del frontman Jonás Derbez con su salvaje saxofón y su delirante poesía, que son la amalgama ideal que conforma al show como un todo como una propuesta que nos transporta a un lugar en el que todo es posible, sumados los increíbles visuales y juegos de luces que logran una atmósfera alucinante y densa en la que somos inmersos con total docilidad.
Acto seguido, se adueñó del escenario Vinyl Williams, que nos dio una lección de colorida psicodelia junto a tres magníficos músicos que echaron mano de una cantidad exorbitante de recursos técnicos-mágicos en sus instrumentos que lograron crear un universo sonoro tan rico que nos hizo volar hasta dimensiones que no teníamos conciencia. Vinyl nos adentra en un mundo creado y modelado por el mismo, que nos remite a muy diversas estéticas de videojuegos vintage, de surrealismo onírico con la clara referencia a Xilitla y el jardín de Edward James que nos condujeron hasta capas del subconsciente musicalizadas con maestría por el hijo del legendario músico John Williams, quien lleva el estandarte de música espacial y de ensueño muy en alto con resultados frenéticos. Es importante mencionar que esta fue su primera visita a nuestro país en la que recibió un caluroso recibimiento por parte del público.
Para cerrar la velada nos deleitamos con el dueto Tempers, conformado por Jasmine Golestaneh y Eddie Cooper que, con un juego de luces estroboscópicas coloridas y apabullantes , aderezado con unos visuales alucinantes en tono abstracto, nos receto una alta dosis de sonoridades con tintes synth pop oscuro. La atmósfera del show fue densa e introspectiva, se nota el paso del confinamiento en las nuevas creaciones y performances del dueto, donde la exploración artística los llevó a tocar lugares en los que no habían estado.
El público fue enérgico ante la presencia de la banda que nos vino a presentar su último álbum New Meaning, nos dieron un show de luces y visuales que complementaban la presentación que fue llevada de principio a fin con el estilo característico del dueto que nos conduce por su geografía sonora y sensorial.
El festival Hipnosis está al vuelta de la esquina y con estas presentaciones se inicia un fin de semana lleno de ensoñación sonora, trips psicodélicos musicales, atmósferas experimentales y energía luminosa que pondrán de cabeza nuestros sentidos llevándolos a límites insospechados gracias a la fina música que nos invade los oídos.