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Desde las heladas tierras de Islandia, donde las ovejas duplican el número de habitantes por km². GusGus llegó al Foro Masaryk para avivar la fiesta del tercer aniversario de Tráfico. El frío fue un gran pretexto para bailar al ritmo de sus consolas, pues la acústica resultó perfecta para obtener un sonido contundente y sin rebotes. El negro predominaba en la vestimenta del público que se encontraba con gran ímpetu de perder el control al denotar gran efusividad cuando las luces se apagaron para dar inició a lo que sería el acto más esperado.
Birgir Þórarinsson subió al escenario en un exuberante vestido negro con un par de medias al filo de la medianoche para comenzar lo que sería un baile gestionado por máquinas imperantes y luces multicolor. Recién terminado “Selfoss”, Daníel Ágúst Haraldsson apareció en la tarima con unos pants grises acompañados de una colorida playera y un peculiar poncho. Inmediatamente comenzó “Crossfade” para desatar el baile en sincronía con los coros del éxito del 2014.
Posteriormente, “Over” sonó en compañía de espirales minimalistas proyectados al fondo del escenario. Con el paso de las canciones, el público entró en calor al ritmo de los pulsantes beats que retumbaban en los oídos, pues era parte de la experiencia sentir las vibraciones por todo el cuerpo con la finalidad de mover a todos los que se resistían ante la música del par de vikingos.
El vocalista transmitía su esencia desde sus peculiares bailes, en los cuales realizó aleteos y movimientos exagerados con sus brazos y piernas, cosa que resultó contagiosa en algunas secciones del foro. Al momento de cantar dejaba el baile de un lado para concentrarse en los cambios que realizaba en su voz través de un modulador con diversos efectos, de los cuales, el delay y el reverb hacían ecualizaciones muy características de la banda, pues se sentía como si gritara entre montañas por periodos muy prolongados.
Fue muy peculiar la forma en la que sobrellevaron la fiesta, pues a diferencia del resto de los dj’s previos, pausaban al término de cada canción, sin embargo, esto fomentó los comentarios del vocalista, en los cuales expresaba su emoción por el efusivo público ante el que se presentaba. A pesar de su entusiasmo, no todo fue diversión para la banda, ya que en su tercer canción, el audio se cortó inesperadamente, motivo por el cual los ánimos se calmaron mientras el técnico revisaba las fallas en las conexiones. Esto no fue motivo para incomodidades, pues el público apoyó con aplausos cuando los islandeses comenzaron a cuestionarse entre sí.
Dos minutos fue el tiempo de espera para revivir la fiesta. El frontman pidió disculpas e hizo la propuesta de comenzar una vez más con lo que sería “Lifetime”, una de sus nuevas canciones. Para la sorpresa de los espectadores, sonaron otras dos nuevas canciones conforme se acercaba el final, “Cream” y “Ourworld”.
“Arabian Horse” marcaba lo que sería el principio del fin en una gradual transición de sonidos que iban desde resortes hasta tomar la forma de “Moss”. Para terminar, Daniel se postró en medio de la tarima para anunciar su última canción, la cual resultó una versión extendida de seis minutos para dejar al recinto satisfecho. Recién terminada "Deep inside", el par de artistas se acercó al borde del escenario para despedirse de su afición entre aplausos, chiflidos y gritos.