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Green Jelly: de preferencia véase borracho

Green Jelly: de preferencia véase borracho

Editorial
Cortesía del artista

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del artista

03/Ago/2014

Detalles

Un momento esperado por varios, situación de sorpresa y otros hasta jurarían que se trataba de un evento prácticamente histórico, pero lo que es un hecho es que, sin lugar para la duda, fue el concierto más bizarro y ‘exótico’ que el Pasagüero haya visto en su existencia.

Green Jellÿ, desde Nueva York, pisó por primera y única ocasión un escenario mexicano con todo y su carnaval de peluches, disfraces, pesadas y ridículas canciones como sí de una puerta a otra dimensión donde todo por un momento dejó de tener sentido.

Antecedido por las presentaciones de Bestia Cardiel (éstos últimos que de origen venezolano que se ganaron al público con una propuesta de altos decibeles, veloz, precisa y original), en punto de la media noche se anunció a través de las bocinas que sería un show participativo y de alta interacción, pero sobre todo, si no se estaba borracho, sería "la cosa más estúpida que hayan visto en su vida".

Subió al escenario el grupo de punk rock local Los Viejos junto con otros músicos de apoyo invitados y Green Jellÿ aterrizó sobre el entarimado grabando y pidiendo a gritos que se le diera ‘el dedo’ a la cámara para proseguir con invitar a al menos diez personas a disfrazarse con la utilería respectiva.

Por fin inició el show con el tema principal de la banda y sus tres cochinitos acompañados por el lobo, además de Elmo y un puñado de amorfas criaturas bailando que desfilaron y hasta hicieron mosh durante todo el show. Tras un cambio de vestuario sonó “Obey the Cowgod”, para proseguir con uno de los momentos más memorables y, sí, épicos del concierto: “Anarchy in Bedrock”, versión de Los Picapiedra del clásico de Sex Pistols con todo y Pedro Picapiedra con mowhak cantando a todo pulmón.

Se invitó a los presentes a sentarse para brincar en “The Bear Song", clásico tema infantil de origen anglosajón sobre darle vuelta a la montaña y brincar, y hasta corear una y otra vez la respuesta de los tres cerditos ante el soplido de lobo feroz. Todo con requintos y jams a “Smell Like Teen Spirit” entre canción y canción para no aburrir en el cambio de marionetas y utilería (detalle que les vendría bien a Flaming Lips, cuyo error es siempre permitir el silencio abismal entre canción y canción).

Durante todo el show, Jellÿ se la pasó gritándole a la audiencia, pero siempre preguntando si todo estaba en orden, cual maestro de ceremonias o Boy Scout supremo que checa el estado de su tropa. Una hora de show y quién sabe cuántas canciones y marionetas despedazadas por el baile, pero llegó el momento de la invasión al escenario con “Three Little Pigs” y “Anthem”, con un final que se repitió al fastidio: "¡Gracias México!", una y otra vez.

Sin preámbulos, Jellÿ agradeció a todos por haber logrado un Pasagüero casi lleno y sobre todo, seguir el juego de su puesta en escena ya que al final, todo es estúpida diversión.

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