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El cielo del martes, nublado e incierto, no pudo ser mejor para el concierto que nos aguardaba. Y considero que este ambiente era perfecto, porque así podemos describir a la excelente banda que íbamos a presenciar, inesperada y envuelta de cierta mística. Pero a diferencia de la lluvia que de un trueno a otro nos arruina el día, los originarios de Escocia de un compas a otro nos revitalizan.
Después de un fin de semana intenso con presentaciones en Pa’l Norte y el Festival Roxy, ahora pudimos disfrutar del espectáculo en solitario de estos músicos, que a varios de los presentes –si no es que a todos– nos marcaron con sus dos primeros discos, el homónimo Franz Ferdinand (2004) y You Could Have It So Much Better (2005). Con la misma velocidad con la que tuvieron un éxito mundial, en la transición a la nueva década desaparecieron de los reflectores con dos discos sin pena ni gloria. Pero con la grata sorpresa que fue su quinto álbum Always Ascending (2017), regresaron como un rayo al mapa de los escenarios internacionales.
Con un sold out contundente, los fans llegaron temprano al recinto para tener un buen lugar sobre la pista. Puntualmente, recibimos a la banda telonera: Mint Field, originaria de Tijuana y a quienes ya hemos podido disfrutar en diferentes festivales como Ceremonia 2018 y Nrmal Baja 2017. Desafortunadamente, aunque brindaron un showgaze de calidad, la elección no fue la óptima ya que su estilo contrastó con el frenetismo que vendría a continuación. Los presentes ya estaban desesperados porque Franz Ferdinand saliera –a tal intensidad– que cuando Mint Field anunció que quedaban dos canciones más, la masa desató una serie de chiflidos y gritos de enojo.
Al concluir la banda nacional, corrimos cual bestias hacia adelante para lograr un mejor lugar sin importar estar apretados. Por fortuna, tuvimos que esperar poco para el gran evento, ya que el setup estaba ya prácticamente listo. En el momento que se apagaron las luces y fueron saliendo los integrantes, el público quedó sumiso en lo que sería una noche inolvidable.
La primera canción que escuchamos fue “Always Ascending” de la reciente producción homónima, perfecta para poner el ambiente con un tono suave y electrónico. Al terminar el front man Alex Kapranos tomó el micrófono para saludar al publico quien estalló en el clásico jubilo, y dio continuación a la ligera y agradable “No You Girls”. La siguiente canción, “The Dark Of The Matinée”, fue el banderazo a la explosión de la noche, ese momento en el que la cerveza empieza a volar por los aires, así como los cuerpos a bailar. Brindando un momento mágico de nostalgia pura. En la siguiente pieza “Glimpse of Love”, Alex presentó al sustituto de Nick McCarthy en la guitarra y teclado, el joven Julian Corrie, quien tuvo un performance sobresaliente.
Prosiguió la juguetona “Lucid Dream”, que por cierto fue especial, ya que Alex mencionó que solo la tocan si el público la solicita a través de redes sociales; lo mismo pasaría más adelante con la positiva “Stand on the Horizon”, track perteneciente al penúltimo disco y que no siempre la incluyen en sus setlists. Las memorias y sentimientos volvieron a aflorar con la tierna balada “Walk Away”, para dar paso a otro clásico “Do You Want To”, con su coro ultra pegajoso. Al final de ésta, Kapranos realizó una genial dinámica cantando “You’re so…” mientras todos vociferábamos “lucky, lucky, lucky…” en un frenesí.
La velada continuó y disfrutamos de “Lois Lane” y su estética ochentera, “Finally” con una textura sedosa, la hermosa armonía de “Come On Home”, el acertado ritmo de “Jacqueline”, hasta llegar a la tranquila “Slow Don’t Kill Me Slow”. Un contrapunto excelente, porque a continuación vendría una de las composiciones más esperadas de la noche: “Take Me Out”, que volcó a todos a cantar y brincar. El paso no aflojó con “Love Illumination” y su genial clavecín, “Huck and Jim”, en donde Alex se daría un momento para insultar a Donald Trump, y para terminar con la misteriosa “Ulysses”.
Después de una breve pausa, vendría un encore de ensueño con “Lazy Boy” destilando un mortal bassline, “Darts of Pleasure” con esos riffs que te enchinan la piel y generan un escalofrío hasta la medula, y “Michael” que se convirtió en una verdadera fiesta sobre el escenario, repleta de solos y brincos por parte del vocalista. El fin llegaría con “Feel the Love Go”, canción que se extendió por minutos y minutos, mientras Alex Kapranos bajaba a cantar entre el publico y después presentaba a toda la banda. La cereza sobre el pastel llegó con “This Fire”, de igual manera fue extendida lo más posible como si no quisieran que terminara nunca, y permitió una y otra vez a todos sacar los pulmones mientras gritábamos la letra.
Franz Ferdinand destiló calidad y jerarquía en el Pepsi Center WTC, demostrando que, aunque hayan tenido un periodo en el que no tomaron la mejor dirección musical para ser populares, siempre se han mantenido vigentes ante un publico que los recuerda y aprecia. Nada más nos queda esperar que en próximos años sigan compartiéndonos de esa energía característica a través de su refinada música.