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Fiesta entre semana al estilo The Drums

Fiesta entre semana al estilo The Drums

Alejandra Torales
Bruno MUTI @Bruno_Muti

Bruno
MUTI @Bruno_Muti

30/Oct/2014

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El Plaza Condesa

Artista(s)

Miércoles, mitad de semana; día en el que todos están preocupados porque a la mañana siguiente hay que levantarse temprano para ir a la escuela o trabajar y también el día elegido por The Drums para visitar México por tercera ocasión.

Las puertas se abrieron a las 7:00 p.m. con una larga fila de personas que esperaban a la entrada del Plaza para poder llegar hasta la parte de adelante. Una hora después, con el lugar casi lleno, la impaciencia de los presentes provocó los primeros gritos y chiflidos, además de la compra de cerveza.

Luces amarillas y azules a medio tono, con un fondo alusivo al nombre de los neoyorkinos, dejaban claro que todo estaba listo, sólo hacía falta que Johnny Pierce y Jacob Graham salieran para iniciar lo que parecía ser una noche prometedora.

Por fin se escucharon las primeras distorsiones y Jacob, acompañado de un guitarrista, baterista y bajista, inició con “Bell Laboratories”, que desató los primeros empujones que prácticamente no pararon durante toda la noche. Posteriormente apareció Pierce con su típica chamarra roja metálica y ahí sí que empezó la fiesta. Sus sinuosos e incontrolables movimientos enamoraron inmediatamente a todos los presentes, en su mayoría eran hombres, mientras que la representación pantomima de Jacob inevitablemente llamaba la atención.

Continuaron con “Let Me”, “Me And The Moon”, “Days” y “I Can’t Pretend”, canciones en las que Johnny nunca dejó de agradecer el amor de los mexicanos y lo su entusiasmo. “Te amo, México; somos The Drums!”.

De entre los puntos álgidos del show cabe destacar “Best Friend” y “Money”, durante las que Johnny incluso dejó de cantar para que se pudieran escuchar las voces al unísono de todos. La dupla neoyorkina no podía estar más feliz de estar allí.

El mes pasado, la banda dio a luz su tercer álbum, Encyclopedia, que interpretaron en su mayoría, lo cual, como toda banda que promociona disco, es bueno, pero no tanto. Por más que sus fans se supieran las canciones, éstos esperaban escuchar algo más viejito, una muestra de aquello que los colocó el ojo de la popularidad.

Momentos después retomaron un poco de Portamento con “I Need a Doctor” y “How It Ended”, cuya emotividad sacó las letras de los asistentes al tope de su voz.

La velada estaba por terminar y el escenario se tornó a media luz en un silencio impregnado de sudor y cigarrillo. Jacob tocó los sintetizadores y Johnny, pegado al micrófono, cantó “Wild Geese”. Aunado a ellos, se escucharon la guitarra y bajo con un poco de batería, para luego dar gracias y salir de escena.

Aplausos por doquier, más y más gritos que pedían otra canción, y aunque todos sabían que así iba a ser, que iban a tener más dosis de The Drums, la espera era insoportable, pues el éxtasis seguía allí.

Nuevamente, Pierce y Graham aparecieron para tocar, por vez primera en todo su tour, “Forever and Ever”, superando las expectativas de todos a través de un embelesamiento incontrolable. Las parejas se besaban y otros solo miraban a la banda mientras cantaban con ellos; cada quien disfrutaba a su manera.

“Let’s Go Surfing” y “Saddest Summer” prolongaron aquel instante. Si hay algo característico de The Drums, es que pueden llevar del punto más eufórico al punto más melancólico en un santiamén, y así fue como pasaron de los saltos y empujones a la levantada de manos con “Down By The Water”, tema que cerró con broche de oro una fiesta entre semana.

Alejandra Torales

REDACCIÓN:

Alejandra
Torales

Bruno MUTI @Bruno_Muti

FOTO:

Bruno
MUTI @Bruno_Muti