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Solo dos instrumentos necesitó Ely Guerra para hechizar a sus fieles seguidores: su voz y los sonidos seductores del pianista Nicolás Centella que la acompañaron ayer durante su show en el Teatro Metropólitan. Fue una noche íntima, donde celebró sus 20 años de carrera en la industria musical y el fin de su gira El Origen.
Las luces blancas del escenario se prendieron a las 20:50 H. e iluminaron a Ely Guerra haciendo que fuera el centro de atención del Metropólitan mientras ella le daba la bienvenida a los presentes con su dulce voz en “Para-tí”. Detrás de ella, se leía la frase que definiría la temática del concierto: “When I'm in love, I'm intense”debido a que, la cantante hablaría de las facetas del amor y las relacionaría con las canciones de su repertorio para lograr conectar con su audiencia.
Al comenzar de forma suave “Prometo ser”, se percibió lo cómoda que estaba sobre el escenario, como si fuera su segundo hogar, ya que se daba el privilegio de cantar acostada viendo la arquitectura del lugar sin importarle nada. Ely es una mujer que puede ser dulce, pero al mismo tiempo flamante, porque al cantar “Ángel de fuego” liberó toda la intensidad que había guardado dentro de ella para dejar al público admirado de su poderosa voz.
Entre los homenajes que se escucharon durante el concierto unplugged fueron: “El triste”, “La llorona” y “Júrame”, donde todos cantaron con alegría las letras pegadizas. Dieron las 21:48 H. y Ely Guerra desapareció del escenario para dejar al frente al talentoso pianista Nicolás, quien se encargó de capturar la esencia de la noche a través de las notas armoniosas de su piano.
Después de uno minutos, Ely Guerra sorprendió al salir por los pasillos del Teatro cantando “Solamente una vez”, ahora con otra vestimenta y el cabello recogido. La gente no se resistió a acercarse a ella, darle la mano, saludarla y capturar el preciado momento en una fotografía.
Entre las canciones más coreadas que se escucharon en todo el auditorio fueron: “Colmena”, “Porque tendría que sufrir por ti”. “Mi playa", “Ojos claros, labios rosas” y “Quiéreme mucho”. La intérprete terminó su actuación cantando a capela “Vale que tengas” con un sentimiento tan profundo que logró poner a todo el Metropólitan de pie y despedirla con gran admiración y cariño.