Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Del 2018 ya estamos hartos, llenos, más que satisfechos. Despedirlo con conciertos siempre es la mejor manera. Seguramente muchos de ustedes ya hicieron su top de canciones, conciertos y festivales; pero me atrevo a decirles que, si Descartes a Kant no está en su lista, algo hicieron mal.
Aún recuerdo la primera vez que pisé el Foro Indie Rocks!, tocaba La Femme. El recinto ha crecido muchísimo este año y todavía le falta ver desfilar a más artistas, bazares y personas que crecen la escena.
Anoche, cuando la semana ardua de trabajo y el calendario repleto de eventos se empeñaban en impedir que sucediera exitosamente una no posada, una no fiesta de fin de año, sino una comunión entre el arte, la música y la contemplación: brillaron para quedarse en la mente.
Si bien Hong Kong Blood Opera había estado ausente cuatro años, y su reciente material data de hace dos, los muchachos lograron regresarnos a esa bella época de los guturales, los gigs pequeños donde codo a codo se sangran en un slam. Agradecidos con los asistentes que llegaban de a poco, dieron un show lleno de energía y cataplasma en el escenario.
Joliette es de esas agrupaciones mexas que han escalado muy rápido en tan poco tiempo. Ya pasó por la escena underground de la CDMX, viniendo desde Puebla para llegar hasta Europa y cerrar con un Lunario y más participaciones en festivales de la periferia. Ellos, los príncipes del “post-todo”, se desgarran la garganta, se postran como dementes en el escenario y nos hacen sacar lo mejor (o lo peor) de nosotros. A través del mosh pit es que el público convive con ellos. Claro que hay de slam a slams; el de anoche seguramente fue una pedacera comparado con otros en donde la sangre se derrama, las lágrimas sucumben y también el sudor se evapora. ¡Grandes, Joliette!
Oh la, lá, señoritas y muchachos de Descartes a Kant, habría que invitar a todos los seres de la faz de la tierra a contemplar su magia, fortaleza y creatividad en vivo. Qué nivel de interpretaciones vocales, instrumentales y teatrales. ¡Usemos voces de hombres para interactuar con el público! Gran idea, disruptiva y desafiante.
"¿Cómo les fue este 2018? Ya díganle bye a todo lo que ya no necesitan, a lo que les dolió, a todo. ¡Manden todo eso al diablo!", Sandrushka Petrova dijo a los asistentes que ya habían llenado el recinto.
Dafne Carballo hizo diálogo con su compañera de vestido de lentejuelas intergalácticas para burlarse del 2018 y gritarle: "¡Gracias por nada!".
Acto seguido, seguían las sorpresas en el escenario: que si unos científicos buscan pistas radioactivas, que si una alarma roja aclama atención, que si un cover de “Designer music”, que si una balada en voz de Dafne Carballo que te recorre las entrañas y te saca lágrimas de cocodrilo, que si una Sandrushka y una Ana Cristina se ponen a bailar entre sus fans.
¡Majestuoso! No tengo otra palabra para describir un acto en vivo de Descartes a Kant. No hubo mejor manera que ésta, explosiva y memorable, para mandar al diablo al 2018 y guiñar el ojo al 2019.