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La banda electrónica más grande de todos los tiempos regresó al Foro Sol para deleitar a fans acérrimos (en su mayoría) y uno que otro incauto que venía a escuchar solamente los hits. La agrupación no venía desde hace 9 años (¡son jaladas!), cuando en su momento promocionaban Sounds of the Universe (2009). Esta vez nos visitó para presentar formalmente Spirit (2017), el nuevo álbum que presenta a la banda en una actitud muy contestataria frente a los movimientos socio-políticos desagradables del mundo (Brexit, Trump y demás).
Rey Pila hizo los honores de abrir la noche conforme el recinto se iba llenando con las 60,000 personas que terminarían por abarrotar el enorme lugar. Un pedazo de “Revolution” de The Beatles, por los altavoces, anunció oficialmente el inicio del espectáculo de Depeche Mode (Fast Fashion en english) ante gritos y alaridos del público, y en medio de luces y unas enormes pantallas que mostraban unos diseños psicodélicos, apareció el menudito Dave Gahan para empezar a bailar y a cantar “Going Backwards”, del nuevo álbum.
El toque estético de Anton Corbijn se nota incluso en las presentaciones en vivo de la banda, las pantallas grandes donde se proyectaban a los miembros transmiten únicamente en blanco y negro, y los videos de Corbijn, como para la excelsa “Cover Me”, aparecían de fondo… todo esto a pesar que la portada de Spirit, con esos piecitos y esas banderitas, pues no estuvo tan memorable que digamos. Del nuevo álbum también presentaron “Where’s The Revolution?”, otra canción con el tópico de despabilar a los millenials y pedirles menos apatía.
De madrazo nos mandaron a 1997, y del Ultra se aventaron tres seguidas: la suntuosa “It’s No Good”, así como “Barrel of a Gun” y “Useless”, esta última con unas notas sensuales en la guitarra por parte de Martin L. Gore y un bajo medio grunge pulsando en el fondo. Recordé como ya en 1997, Depeche Mode era un comeback dentro de la industria musical, después de que Gahan estuvo a punto de morir por una sobredosis y los había dejado Alan Wilder, el integrante con la educación musical formal que hacia los arreglos de las canciones.
Andy Fletcher apareció en las pantallas exactamente dos veces, una cuando Gahan presentó a cada miembro al final de “In Your Room”, y otra durante “Precious”, donde el enigmático Fletcher, en lentes oscuros, compartió el momento con el trasero de Gahan, a quién le dieron un buen close up para beneplácito de varios asistentes, especialmente de dos chicas a mi lado, que gritaron una buena lista de piropos para Gahan durante la noche, incluyendo (y no limitándose a): “papacito”, “ya encuérate” y “sabroso”; esto sin importar que estábamos sentados como a 5 kilómetros del escenario, casi del otro lado de Río Churubusco. Pero yo salí del concierto haciéndome la misma pregunta de toda la vida: ¿qué, exactamente, hace Andy Fletcher en Depeche Mode?
Hubo rolas que hicieron retumbar al recinto, como la más añeja del repertorio, “Everything Counts” de 1983, que enloqueció al público cuando reconocieron los efectos electrónicos industrialones al inicio de la canción, lo mismo “Never Let Me Down Again”, donde Gahan invitó al público a levantar las manos y moverlas de lado a lado, creando una visual imponente, lo que parecía un verdadero mar de personas, en la explanada del Foro.
Después de los obligados dos minutos de descanso antes del encore, Martin Gore regresó a interpretar una versión acústica de “Strangelove”, cambiando ligeramente el setlist para esta noche, ya que habían venido tocando “I Want You Now” en su lugar. Empezaron a cerrar la noche con “A Question of Time” del Black Celebration (1986), y aunque Gahan sigue haciendo piruetas con el stand de su micrófono, la edad pesa, y ya no corre los kilómetros en el escenario, algo que era típico para la interpretación de esta canción. El broche de oro fue “Personal Jesus”, y Depeche hizo comunión con su fiel público mexicano…”Reach Out and Touch Faith!”… les ordenaba Gahan a los fieles, y a 5 kilómetros de distancia, ahí estábamos, estirando los brazos hacia el escenario.