Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
A partir de esta línea, el relato necesita que el lector tenga absoluta fe en lo que se narra aún cuando no tenga la certeza de que así fue, de otra forma, el ritual no podrá acontecer; Ghost es una cuestión de fe y por ello necesita que sus fieles crean.
Desde la preparación comenzó el espectáculo. Primero se encendieron las luces posteriores, con tonos rojos, que iluminaron los vitrales del santuario; luego fueron colocados los inciensos en el escenario y finalmente, en total penumbra, se escuchó “Masked Ball” de Jocelyn Pook como introducción.
Enmedio de la oscuridad aparecieron cinco personajes cubiertos con túnicas y máscaras negras, quienes, por unos instantes, se mantuvieron de pie y firmes en la tarima, a la expectativa. El primer acto de los Nameless Ghouls fue “Infestissumam”, cuya letra en latín fue coreada de manera ensordecedora, al tiempo que el Papa Emeritus II, ataviado con una casulla negra con cruces blancas, una mitra sacerdotal plateada, un báculo con el símbolo de la banda y el rostro pintado como una calavera, aparecía en el escenario.
El andar del Papa Emeritus II contrastaba con los movimientos de sus espectros sin nombre; el primero parecía parsimonioso mientras que los segundos eran sólidos y veloces como sus canciones. Del otro lado de la barricada, los fieles también interpretaban su rol y coreaban al unísono temas como “Per Aspera Ad Inferi”, “Ritual” y “Prime Mover”. Una de las canciones que más revuelo causó fue “Secular Haze”, dando por entendido que el espectáculo-ritual había comenzado.
Ghost no es una banda propiamente de heavy metal, pero sí representa la sangre nueva del sonido pesado y obscuro. La mezcla de espectáculo teatral con su música genera una propuesta ante la cual el público no se puede resistir. En la Ciudad de México se presentó una audiencia variopinta; había padres de familia (con playeras de bandas consagradas) acompañando a sus hijos (con playeras de Ghost), parejas, metaleros y no metaleros, y hasta niños disfrazados.
El público mexicano se rindió ante el ritual de la banda sueca y en el segundo momento clímax de la noche fue evangelizado. Al interpretar “Elizabeth” y “Body & Blood”, Papa Emeritus II presentó a un par de monjas que cargaban unas copas plateadas con hostias, quienes bajaron del escenario y se acercaron al público para ofrecer la comunión.
El setlist para el concierto en el José Cuervo Salón se enfocó principalmente en su último álbum, Infestissumam, pero también incluyó temas de su primer disco, como “Stand By Him”, “Genesis” y “Death Knell”, además de los covers “Here Comes the Sun” de The Beatles e “If You Have Ghots” de Roky Erickson, ambos lanzados en un EP que vio la luz hace algunos meses.
Cerca del final, pedida a gritos por una audiencia que no se movía se lugar, se escuchó "Year Zero" y para el encore se incluyeron “Ghuleh/ Zombie Queen” y “Monstrance Clock”. Las luces se encendieron y la banda se despidió, pero el público siguió coreando: “Come together, together as one. Come together, forever as one.”
Ghost es cuestión de fe. Es necesario creer que su espectáculo, tal como está pensado, es posible. Conlleva dejarse sorprender y ser cómplice. Después, cada uno puede ir en paz.