Container en la Ciudad de México

Raymonstock y "El Futuro En El Que Vivimos".

Desde que Ramón Jaramillo despertó una mañana tras haber soñado que Jim Morrison venía a encomendarle la misión de crear un festival de música, Raymondstock fue una realidad. El ánimo por crear una escena local y apoyar talentos fuera de lo común fue lo que movió a este colectivo a pasar de ser un festival, a un constante promotor de eventos.

La noche de ayer el bar Génesis, que se distingue por ser sede de eventos de la cultura k-pop (korean pop), se transformó en un hoyo techno para "El Futuro En El Que Vivimos”, título apropiado para el evento, debido a que entre feedbacks, beats, delays y secuencias, se creó un baile casi futurista.

Alias 616 abrió la fiesta mientras el pequeño bar ubicado en las orillas de la Zona Rosa apenas recibía a sus primeros invitados, quienes tomaban uno, dos, quizá tres shots de cortesía en la entrada. El dúo apodado como “los padrinos de la nueva era” mostró su clara tendencia al techno, poniendo a los pocos asistentes a sacudirse.

Mientras el set tomaba curso, el club subterráneo comenzó a llenarse. El acto siguiente prendió el ánimo y comenzó a rociar sudor en la pista. Dúo que por su presencia escénica comenzó a adueñarse del público. Occultdanse contagió su weirdness al ya numeroso público. Los “grimmersdansers” consentidos de Raymondstock pusieron el tono para el resto de la noche con sus feedbacks envolventes.

Para continuar la noche de propuestas y baile, A—RP ocupó el escenario. El capitalino trajo consigo su guitarra, en la que creaba texturas noise que combinaba con sus beats. Los shots comenzaron a terminarse y ya no había doble porción. “Ya nos regañaron”, argumentaron los encargados de servir el mezcal. La gente, deseosa de fiesta, continuó bebiendo, dejándose llevar por la atmósfera del lugar.

Con el ambiente a tope, comenzó el set de Container. Proveniente de Rhode Island, amante del noise, Ren Schofield salió con sus típicos pedales delay y su secuenciador. Al tener la madrugada encima, la gente bailó desenfrenada ante lo que parecía un manifiesto futurista. Tintes techno, noise, experimentales fueron lanzados agresivamente al público.

Para los de carrera larga, Los Residuos de Cristal, proyecto conformado por AAAA y Francisco, quedó a cargo de cerrar la noche. Así terminó otra fiesta, otra noche, otra muestra del futuro en el que vivimos.