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Cigarettes After Sex en Frontón México

Cigarettes After Sex en Frontón México

Cris Winters
Chucho Contreras

Chucho
Contreras

28/Ene/2018

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Ambiente

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Frontón México

Artista(s)

Cigarettes After Sex: Nouvelle vague, postcoito y llamadas al ex.

Seis de la tarde de un sábado de enero. Faltan más de tres horas para el primer concierto de Cigarettes After Sex en la Ciudad de México. El equipo de Indie Rocks! llega al Frontón México para entrevistar a la banda de Brooklyn y frente al Monumento a la Revolución ya hay una fila de gente esperando a sus ídolos. Las métricas de sus redes sociales no han mentido: México es quizá la fanbase más grande de la agrupación.

Pasan las horas y comienza a oscurecer. La fila se hace más grande y en la banqueta parecen algunos vendedores de playeras y merchandise no oficial de la banda. Comienza el acceso. La edad promedio de los asistentes es veintitantos. En el interior del Frontón las colas son llamativamente largas, como siempre todos compran cervezas, pero la fila exclusiva para adquirir mezcal es particularmente inmensa. Tras la espera todos pasan a lo que normalmente es la cancha. En el área general no cabe un alfiler. Las gradas también están llenas. No fue un truco de algún RP para estimular el hype; es verdad que el concierto está totalmente sold out. Aunque nos escondamos en el cinismo del día a día, los chilangos somos unos románticos.

A cada movimiento en falso en el escenario la gente grita. A momentos corean en masa: ci-ga-re-ttes, ci-ga-re-ttes. Quién sospecharía que el desmadre es por una banda tan sublime, con canciones tan etéreas que son casi para dormir. 21:30 H. En la pantalla del escenario aparece el rostro de una joven Anna Karina, la reina de la nouvelle vague. Luego Randall Miller, Phillip Tubbs, Jacob Tomsky y Greg González se descubren de entre el humo y  –obvio–  reciben un montón de gritos y aplausos. Comienza a sonar “Sunsetz”. En la primera estrofa la voz de Greg suena rara, pero para la segunda ya es perfecta. Se empiezan a mover las cabezas de la gente y las parejas no se dejan de abrazar. Siguen “Young and Dumb” y “I'm a Firefighter” pero es con “K” que la gente estalla . Algunos graban videos para sus Instagram Stories, mientras que algún melancólico le escribe a su ex o llora en silencio. En el ambiente se nota una dulce cachondería colectiva. Como si varios desearan que la voz de González hubiese musicalizado la primera vez que hicieron el amor.

Otras de las rolas mejor recibidas por los asistentes fueron “Each Time You Fall in Love”, “Sweet” y por supuesto, la famosísima “Affection”. Tampoco faltaron, “Opera House” y “Keep on Loving You”, pero –claro– guardaron su clásico para el clímax: “Nothing's Gonna Hurt You Baby”. Ahí llega el orgasmo mientras todos cantan lo que para muchos es una promesa de amor incumplida o la canción con la que descubrieron a la banda. Al himno de amor le sigue “Apocalypse” y tras una salida en falso, un último encore con “Please Don't Cry” y el punto final: “Dreaming of You”.

La experiencia termina mientras los asistentes siguen en trance con ganas de encender un cigarro para alargar el placer postcoito. Por lo menos por unos minutos todos creemos en el poder del amor. Pero algo más queda claro: hace mucho que los melómanos de la ciudad esperábamos a esta banda. Ojalá no tarden tanto en volver.

Cris Winters

REDACCIÓN:

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