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Chingadazo de Kung Fu en el Pabellón Oeste

Chingadazo de Kung Fu en el Pabellón Oeste

Detalles

Organización

Producción

Ambiente

Lugar

Pabellón Oeste Palacio de los Deportes

Artista(s)

"La noche en la que el punk rock revivió".

La historia del Chingadazo de Kung Fu no es una tradicional. No fue una banda de adolescentes que quería pegar para ligarse a chicas de su edad. La verdad es que llegaron tarde para los cánones de las bandas. Más bien era el sueño de toda la vida de alguien que siempre se ha mostrado transparente.

Marino no tiene reparos en contar las veces que la ha pasado mal. Es más, hace canciones que todos corean que recuerdan los que son, quizá, los peores momentos de su vida. Alguien que te cuente tan directamente cómo son las cosas, es alguien que, automáticamente, cae bien. Alguien con el que te quieres relacionar. O, por lo menos, quieres seguir escuchando todo lo que tiene por decir. Y vaya que muchas personas están dispuestas a escuchar eso.

Era una noche perfecta para el punk rock. Todo empezó con Barney Gombo, banda que está reivindicando a un género que, según muchos, está muerto… Nada más lejos de la realidad. Los coros característicos del género son tan fáciles e icónicos que todo el mundo, aunque sea la primera vez que las escuchas, las puede corear. Es por eso que se hacen conexiones sin pensar.

Barney Gombo_Pabellón Oeste_Manu Portillo-13

Después vino la nostalgia. Para todos los que escuchamos música en los tempranos 2000, Tolidos era una banda que estaba en nuestro imaginario. Sus videos salían constantemente en Telehit, el canal de referencia de la época. “Te amo, me odias” era una frase que muchas personas ponían como estado de Messenger en esas épocas en donde tu única preocupación era la hora en la que se conectaría la persona que te gustaba. Fue un preámbulo perfecto para todas las personas que esperaban a los grandes protagonistas de la noche.

Una canción de Pxndx fue el anuncio de que ya venían. Ahí estaba Marino honesto como siempre. Emocionado de lo que estaba por suceder. Porque atrás quedaban esas noches en el Caradura o Bajo Circuito, en donde máximo 10 personas coreaban sus canciones. Esto era un evento magno. Y todos estaban preparados para corear y corear.

Tolidos_Pabellón Oeste_Manu Portillo-05

Las celebraciones se prestan para prolongarse. ¿Cuántas canciones tocaron? Muchas. Quizá el setlist más largo en la historia de la banda. Había papelitos y humo sobre el escenario. Se veían como una verdadera banda de ese rock de otros tiempos. Entre el público volaron varias cervezas y hasta un líquido caliente que prefiero no enunciar. Pero es que eso era lo que la pasión desbordaba.

Historias de redención, de vergüenza y de perdón. De noches eternas y canciones gritadas hasta perder la voz. Las canciones del Chingadazo resuenan con más fuerza que otras porque son narradas con simpleza y sin esconder nada. Se agradece eso en estos tiempos. Drogas, alcohol y películas de Woody Allen, todas estuvieron presentes para los asistentes que no dejaban de sonreír.

Chingadazo de Kung Fu_Pabellón Oeste_Manu Portillo-03

Ya casi al final, Ale dijo que hace muchos años había ido a ver a Papa Roach en el mismo escenario. En aquel entonces, bandas como la de Coby Dick o Fred Durst eran lo que reinaban en todos los carteles. Imagínense el slam. Pues Ale quiso replicarlo y la gente lo siguió. Un enorme círculo en el que los cuerpos chocaban a pesar del calor. Un compa perdió su playera y prefirió comprarse otra. Eso es lo que genera el Chingadazo: fraternidad, camaradería y buena onda.

Lo que es verdad, es que nadie salió descontento de una noche para la historia. Felicidades Marino, lo mereces.