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Si la categoría Ópera Rock está vigente, el performance de The Flaming Lips es su ejemplo más aproximado. Globos gigantes, confeti, fuego, luces alucinantes y un sonido impecable. La banda encabezada por el extravagante Wayne Coyne dejó boquiabierto al público de Catrina 2019.
Previamente en ese mismo escenario principal, Mac DeMarco enloqueció de felicidad. Durante una hora completa, su slacker rock hizo flotar la imaginación como una nube de humo aroma sativa.
Sábado de mucha agitación musical. En Acapulco se realizó Trópico. Siddhartha y Reyno encabezaron la décima edición del Indie Fest en Campeche. En la Ciudad de México, Café Tacvba celebró 30 años de trayectoria profesional con un mega sold out en el Foro Sol; Molotov se desenchufó en el Teatro Metropólitan; Tiger Army hizo rugir El Plaza, y finalmente Gogol Bordello convocaría a varios miles a verlo gratis en el Zócalo (spoiler alert / a otro día Residente desbordaría la plancha).
Vivir en ciudad capital es difícil. Decisiones. Al ser la entidad federativa del país, gran parte de las actividades administrativas y de gestión suceden acá. De igual manera abundan las opciones culturales y recreativas. Inversamente proporcionales son la complicaciones de movilidad.
Había escuchado que el show que viene arrastrando The Flaming Lips es alucinante. Confirmo. En octubre, la banda estuvo a cargo de cerrar el primer día de actividades de un festival que se realiza en un paraje desierto (lago incluido) al sur de California. El sábado le tocó a Devo y el domingo al Wu-Tang Clan. De ese cariz es el Desert Daze. Místico. Hace un año, una tormenta eléctrica le impidió terminar su set a Tame Impala. Así de loco está.
Cada fin de semana, este monstruo llamado Ciudad de México toma un pequeño respiro. Miles de personas buscan momentos de paz y tranquilidad en los alrededores de la urbe. Lógico, sus arterias de comunicación hacia el exterior también se saturan. El viaje a Puebla se demora más de lo esperado. Llegamos a Cholula a las 15:20 H. Aunque era relativamente temprano, ya habían ocurrido 17 actos musicales.
No me gusta quedarle a deber. Al menos, le cuento rápido en qué andan algunos de los proyectos. En sí, Catrina 2019 arrancó en punto del mediodía con las presentaciones de Los Pandilleros y Dawn Avenue. 20 minutos para cada cual. Rockabilly desenfadado de manufactura mexicana, el primer proyecto mencionado; dúo de suave indie pop capitalino, el segundo.
Mi Sobrino Memo estuvo en el escenario secundario. Eduardo Martínez es un joven tímido en sus tempranos veintes. Comenzó haciendo covers y subiéndolos a You Tube. De a poco fue desarrollando su capacidad para crear temas propios. En septiembre presentó su segundo material de estudio Bye Bye Sayonara, Nunca Sabrás que esto es para ti en el Lunario. Simultáneamente pero en el escenario Popland, Cancamusa hacía su debut en un festival mexicano. Su nombre real es Natalia Pérez y es la baterista de acompañamiento de Mon Laferte. Escucha su música aquí. Aprovechando, le recomiendo propuestas emergentes de chicas: Mabe Fratti, Noa Sainz, Sasami, Bratty, The Centellas, La Chica, Nilüfer Yanya, entre otras. Puedes seguir descubriendo nueva música en esta playlist de Buenas Nuevas.
De 13:10 a 13:40, la nueva banda de El Cha! tocó en el escenario principal. Gran Sur trae un sonido rock folclórico. Agradable mezcla de guitarra acústica con texturas andinas y destellos regionales. Para quien desee escuchar más, el miércoles estará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. En esa misma franja horaria, Guasones seguramente ponía a brincar a la gente. El jueves anterior recibimos la alegría de la banda argentina en el Foro Indie Rocks!.
Silvana Estrada es una de las cantautoras mexicanas que más han crecido en estos dos últimos años. Esta amante del regional mexicano y tiene el corazón a flor de piel; no le teme al éxito. El año pasado se subió al Metropólitan para interpretar “La Llorona” junto a Mon Laferte y Natalia Lafourcade. En mayo abarrotó el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
A las 14:10 fue turno de Los Blenders en el Escenario Catrina. Bueno, estos chicos ya son viejos conocidos. Llevan la playa a cualquier lugar. Hace unos meses, estuvieron en el Pulso compartiendo cartel con Wolfmother. Ojalá que pronto saquen nuevo disco.
Luego de un viaje de casi cinco horas, por fin llegamos al Parque Ecológico de Puebla. Tras recibir la acreditación, pasamos a la zona de medios. Una cancha empasta de fútbol rápido fue acondicionada con carpas, mesas, sillas, tomas de corriente eléctrica y demás condiciones técnicas. De camino al escenario principal, escucho que Ruido Rosa (quien ya había tocado) le aclara a un suspicaz periodista que una banda conformada por chicas no necesariamente tiene un discurso feminista (en el sentido fuerte del término). Sin embargo, todas las integrantes reafirman su apoyo a los diferentes frentes y colectivos que impulsan la equidad de género. Es importante tener los conceptos claros.
Alcancé a ver los últimos 15 minutos de Señor Kino en el escenario Catrina. Justo el sábado anterior, la banda había estado en Posadelic compartiendo cartel con Oh Sees. Carolina Enríquez, la bajista y líder recomienda a su público que se cuide y sea responsables de su propio bienestar. "No hay prisa" por despedirse, los de Hermosillo aprovechan para interpretar su más reciente sencillo. Ovación del público más joven.
Catrina contó con cinco stages. Dos de grandes dimensiones y dos medianos, más otro pequeñito para el chill. La logística del festival estaba planeada para tener actividad continua y no perder tiempo. – Más tarde, la puntualidad le cobraría factura a Kabah –. Un escenario grande y uno mediano tocaban simultáneamente; estaban correctamente distantes, el sonido no competía y se holgaban los desplazamientos a lo ancho del terreno.
De inmediato nos apresuramos al segundo escenario en importancia para ver a Okills. La banda venezolana de origen, pero ya radicada en la Ciudad de México, contagió de ilusión a los enamorados con "La vida en pareja". Aunque no había palmeras en este complejo natural, se sentía la brisa tropical en los guitarrazos. En "Lo mejor, lo peor", los de corazón herido le robaron la voz a Alberto Arcas. El resto brincaban de alegría y jugaban con las pelotas de playa mientras sonaba la última canción del set.
Decidimos quedarnos en ese mismo espacio para mejorar la distancia respecto del escenario. Tras cerrar su cuenta de Twitter de manera temporal -por ser víctima de acoso digital a un nivel preocupante-, Ed Maverick volvía a México. Se pasó casi un mes ofreciendo fechas en Estados Unidos. Todos tenemos problemas. Por ejemplo, Cuco canceló su aparición en este mismo festival argumentando que necesitaba llevar las cosas "con un poco más de calma". También estaba agendado para Trópico 2019 en Acapulco. El año pasado también se bajó de el cartel de estos dos festivales, tras un percance automovilístico mientras estaba toureando.
Maverick es un fenómeno de su tiempo. En pocas horas agotó las localidades para un show en el Lunario. Se abrió una segunda fecha y los boletos se vendieron en dos horas. Después llenó un Teatro Metropólitan y hace poco tuvo la oportunidad de abrirle a The National en el Pepsi Center. Desde que salió al escenario se escucharon gritos de apoyo moral. Luce confiado y seguro con su música. Es honesto en su interpretación. Quizá es su transparencia en el lenguaje lo que hace que enganche con su generación. Letras sobre la amistad, el mal de amores y problemas existenciales de la juventud. "Quiero", "Acurrucar" y "Ropa de bazar" fueron las más aplaudidas. Para "Fuentes de Ortiz", el público se avienta a cantarla a todo pulmón.
Empezaba a ceder el calor. Pese a haber estrenado EP hace pocas semanas, Rey Pila no convocó mucha gente al escenario principal, pero la banda se mostró entusiasmada en todo momento. Para el cierre de su set, Diego Solorzano se subió a la baya para despedirse con "Ninjas". Simultáneamente la gente se aglomeraba en el escenario Takis para cantar la historia más triste de un cigarro. Los Tres interpretaron con gran feeling "La Torre de Babel".
La tarde comienza a caer. En el escenario Indio, División Minúscula ofreció un pequeño resumen de su discografía de cara a lo que será el cierre de su gira Fronteras en el Teatro Metropólitan el 13 de diciembre. "Sismo", "Las luces de esta ciudad" y "Sognare" no faltaron. Mientras tanto en Popland, un escenario tipo ostra a medio abrir, Moderatto se armó una fiestota. Jay de la Cueva es un gran músico en todos sus proyectos. Hace un par de años reactivó Titán y este 2019 se la pasó con Fobia celebrando 30 años. "No podrás", "Quemándome de amor", "Sentimental" y "Muriendo de amor" enloquecieron a Catrina. Para el cierre con "Ya lo veía venir" subieron a tres personas del público para tocar las cuerdas, Jay le regaló una guitarra al último.
Mac DeMarco es un loco. La felicidad en su rostro era evidente. Comenzó con ese look de pescador frito y terminó sin playera repartiendo groserías de agradecimiento. El sello country en su música brilla con más intensidad durante su interpretación en directo, los alaridos de este old dog de 29 años se sienten como aullidos de lobo que calan en el corazón. En perfecta consonancia con su fecha de nacimiento (30 de abril), el canadiense es un niño atrapado en el cuerpo de un adulto con pancita chelera.
"Ode to Viceroy", "Blue Boy" y "My Kind of Woman" sonaron con gran calidad. Sus músicos están bien amarrados y se entienden a la perfección. Aunque por momentos a DeMarco se le resbalaba un poco la coordinación y los tiempos, los compañeros seguían llameando. No es queja, al contrario. Si bien Mac no es reconocido por su formalidad, se estaba divirtiendo en grande sobre el escenario Catrina. Jugaba con las canciones, las extendía y las recortaba, seducía a su guitarra; los músicos lo acompañaban en sus locuras. En un golpe de euforia se despojó de la camisa y (con un poco de dificultad) se paró de manos. El duende de la música estaba en él. Por su puesto no faltó "Nobody" de su nuevo disco y la exquisita "Chamber of Reflection".
¿Habían pensado en una extravagancia como poner cerveza dentro de un vinilo? The Flaming Lips lo hizo real. ¿Les parece poco? Bueno, sangre de Ke$ha y Nick Cave en un acetato super edición limitada. Estas son apenas dos muestras de las cosas que hace la banda formada en 1983. Wayne Coyne es un tipo con mucha imaginación que constantemente desafía los límites, un chiflado. Solo a él se le ocurriría reinterpretar "Lucy in the Sky whith Diamonds" con Moby y Miley Cirus. Se agradece que la banda siga siendo un elemento disruptivo en la industria musical.
Es con todo. Cuando una banda arranca su presentación con una referencia al filósofo Nietzsche, globos gigantes, confeti, fuego y humo, sabes que estás ante un show alucinante y memorable. "Race for the Price" y Catrina se transforma en un carnaval.
¿Qué más? Bueno pues, Coyne se puso unas enormes manoplas con lasérs que apuntó directamente a una enorme bola disco y la luz se refractó en todo Puebla. Unos ojos flotantes aparecieron sobre el escenario mientras una boca inquieta bailoteaba a los pies del líder de la banda. La pantalla era poco; así que se instalaron cortinas hasta el techo del escenario para incrementar la majestuosidad de los visuales lisérgicos. La enormidad de la figura que aparece en la portada de Yoshimi Battles the Pink Robots se hizo presente en forma de globo inflable. Wayne montó un unicornio y se metió dentro de una burbuja para rodar sobre el público extasiado. Al final un arcoíris apareció y nos llenamos de esperanza. Les dejo el setlist para que su imaginación rellene los intersticios.
"Also sprach Zarathustra, Op. 30"
"Race for the Prize"
"A Spoonful Weighs a Ton"
"She Don't Use Jelly"
"The Star-Spangled Banner"
"The Yeah Yeah Yeah Song (With All Your Power)"
"Are You a Hypnotist??"
"There Should Be Unicorns"
"Yoshimi Battles the Pink Robots, Pt. 1"
"Yoshimi Battles the Pink Robots, Pt. 2"
"Do You Realize??"