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Ayer, 28 de septiembre, la Ciudad de México tuvo la fortuna de bailar al ritmo de Caravan Palace en El Plaza Condesa. Esta fue la primera vez que la banda se presentó en México. Con un sonido moderno que retoma elementos del swing clásico de los años 20, la banda ha forjado una fuerte base de seguidores. El público que ayer inundó el recinto demostró que Caravan es una banda para bailar, gritar, y sacar toda la energía para hacer retumbar la Tierra.
Las puertas del recinto se abrieron a las 18:00 H, y entre la tormenta que amenazaba con dejarse caer y la emoción de los fans más devotos, El Plaza comenzó a llenarse. Dentro, esperaba una silent party montada por Aspirina Sound Off. La fiesta era un recuadro lleno de gente con audífonos inmersa en su música. Los encargados de crear el ambiente dentro de esta fiesta, fueron DJ Puma, y el dúo, DJ Sobrio.
Alrededor de las 19:30 H, la audiencia ya se veía realmente dividida entre los más aficionados y el resto. Parecía un concurso de locos, entre los que se amontonaban frente al escenario vacío, y los que bailaban y aplaudían a la nada. A las 19:45 H, la silent party llegó a su fin, y en menos de cinco minutos, solo quedaba una mancha de gente ansiosa por que el grupo ya saliera.
El escenario estaba descubierto y asomaba un robot destartalado, justo como el de la portada de Chronologic, el disco que Caravan Palace lanzó en agosto de este año. Cuando las ansias y el ambiente que traían los espectadores parecía comenzar a bajar, los encargados de sonido pusieron "El triste" de José José. El público enloqueció, y con gritos cómicos recordaron cantando al recién fallecido Príncipe de la canción. Entre risas y un luto cómico estuvieron listos para bailar con Caravan, que salió unos minutos después.
La gente estuvo fuera de sí, y desde el comienzo se sintió una energía indescriptible. El robot que tenían de fondo llenó el escenario de misticismo cuando se inundó de humo y de luces estruendosas. La audiencia se amontonaba para casi casi sentir el sudor de Zoé Colotis, la cantante de la banda, mientras otros sacudían los pies al ritmo del saxofón y la sombra del sintetizador.
El diseño de las luces animaba al público a llegar al clímax, mientras que Zoé, Arnauld, Victor, Charles, Antoine y Paul los animaban para bailar y dejar su alma en la pista. Presenciar esto es algo mágico. Estar a punto de llegar al 2020 con gente bailando y cantando swing es increíble. Nos pusieron a bailar durante casi dos horas y media.
La energía que se sentía en la audiencia, y el estruendo que generaba fue increíble. Hubieron canciones como "Miracle" que prendieron a la audiencia y los hizo brincar y bailar por todos lados. El Plaza crujía al tono de "Lone Digger" y "Tattoos", y la felicidad del público y la banda, era tal, que salieron dos veces por encores. Colotis, en su español perfecto pidió fotos y agradeció por la bienvenida que les dimos, habló de cuánto les gustó nuestro país, y de lo mucho que significó la visita.
Sin duda fue una noche mágica y atemporal, con sonidos eclécticos que imposibilitaban saber si estábamos bailando en el futuro, o en un pasado utópico.