
04/Jul/2013
Con un Salón José Cuervo a reventar, donde centenares de personas se congregaron para presenciar el que por generaciones ha sido uno de los grupos más extremos y desquiciados del metal, que ha espantado a mamás y abuelitas por años: los mismísimos Cannibal Corpse desde Buffalo, Nueva York.
Una noche de celebración para la promotora Eyescream Productions, que aprovechó la ocasión para regalar artículos de eventos pasados como si de dinámica de Chabelo se tratara; haciendo preguntas a los que llegaron temprano y aventando playeras y discos cual mortales proyectiles. Familias completas con hijos pequeños y grupos de amigos que, congregados por las celebraciones, específicamente la del veinticinco aniversario de estos pioneros del death metal, se desgarraron las gargantas y arrojaron los típicos litros de cerveza al sonido de la primera guitarra en los amplificadores.
Antes de que comenzara la brutalidad, The Agonist regresó desde Montreal a tierras mexicanas, donde fueron recibidos de manera eufórica y apabullante por el publico que reconocía se trataba de lo mejor y mas inventivo del death metal moderno. “Predator and Prayer”, “The Tempest” y “Born Dead, Buried Alive” sonaron saturadas e inentendibles durante los primeros minutos de su participación, aunque ciertamente a pocos importo, ya que hipnotizados por la figura de su vocalista Alissa, babeaban en lugar de poner atención.
Con la promesa de volver lo mas pronto posible, los canadienses se retiraron para dar paso a los titanes del metal con su manta de sangre, vísceras y cadáveres tras de ellos; Alex Webster, Paul Mazurkiewicz, Rob Barrett, Pat O‘Brien y el gigantesco George Fisher, sin aviso alguno, tomaron por asalto los oídos de los presentes con “A Skull Full of Maggots” de su álbum debut, que desató el moshpit en el José Cuervo Salón, el cual poco a poco fue creciendo hasta arrinconar a quienes querían evitar el sudor y las axilas ajenas en la cara.
“Addicted to Vaginal Skin”, “Staring through the Eyes of Death” y “I Cum Blood”, clásicos y obligados de la banda, retumbaron en cada milímetro del lugar como si se tratara de una plaga zombie carcomiendo todo a su paso.
Una noche mas allá de la nostalgia, donde se dio cita la viva prueba de que el death metal perdurará por generaciones con un legado de “música extrema para gente extrema”. Tras una histérica, y algo tropezada, “Wall of Death”, la banda cerró con “Hammer Smashed Face” y “Stripped, Raped and Strangled”. Cannibal Corpse se despidió agradeciendo el apoyo, y sobre todo, la entrega y devoción a las tripas, cadáveres antropófagos y violencia musical. Veinticinco años de puro death metal.
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