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A tres días del banderazo de salida del octavo mes del año, uno de los conciertos más enigmáticos -en lo que va del 2023- se llevó a cabo en el venue más importante del país; nos referimos al Auditorio Nacional, mismo que iluminado bajo una radiante luna recibió a un mar de almas, entre las que destacaban personas con ponchos o gabán, y como si se tratara de un ejército algunos más iban con gorritos del famoso “gallo gass”, al tiempo que otros lucieron algún diseño garigoleado en prendas, mientras que los de personalidad más introvertida adornaron su lóbulo con un sutil arete de pluma, así pues, todo estaba listo y con boleto en mano esperaban ansiosos, Café Tacvba estaba por salir a escena con su gira Un segundo, concierto acústico.
El reloj marcaba 21:00 H, el escenario de inmediato atrajo miradas por su sutil adorno con bombillas cálidas que incitaban a sentirte en la intimidad de una sala de estar. Pasados 10 minutos, las luces se desmayaron y los instrumentos que esperaban estoicos se convirtieron en la armadura de las estrellas de la noche, acto seguido matices de luz roja inundaron el recinto y sobre el stage aparecieron Rubén Albarrán, Meme del Real, Joselo y Quique Rangel.
Como si se tratara de un portal al pasado, los amplificadores y bocinas arrancaron con lo que sería la parte más nostálgica del concierto, pues inundó con recuerdos a miles de almas quienes calentaron motores al cantar los antiquísimos pero adorados temas de apertura, tal es el caso de “María” y “Trópico de Cáncer” saltando a temas más contemporáneos como “Diente de León”, pero eso sí, todos ellos con un formato acústico y de entrega despreocupada en la que quedaron fuera arreglos que no fueran indispensables para la esencia y vibra de las rolitas, muy al estilo de Albarrán.
Acto seguido el vocalista, con una playera de senos femeninos idéntica a la que portó en su primer MTV Unplugged de 1995, mandó un mensaje de amor a las casi 10 mil almas presentes: “Muchachas, muchachos, buenas noches. Nosotros estamos llenos de alegría de poder compartir esta noche con todos ustedes, la música… Deseando que podamos volar en las sonoridades de la orquesta, de la banda y de todos los grandes músicos con los que vamos a compartir escenario esta noche. Gracias por traernos aquí al Auditorio Nacional”, aseveró Rubén con su carisma y característica sonrisa a la hora de hablar.
Fue así que con este mensaje vaticinó lo que vendría en la segunda parte del show, pues luego de entonar de manera acústica -pero bien bailable- el tema “Chica Banda”, los Tacvbos dieron pasó a la banda Los Bronces de Oaxaca, con quienes pusieron todo el sabor de los metales en temas como “Futuro” y “La muerte chiquita”, los que sin duda desataron el baile casquivano.
Sin que se sintiera radical el cambio, el cuarteto de Satélite dio pasó a lo que sería la última y más onírica parte del concierto, donde entre baile y mensajes íntimos de reflexión para el cuidado del agua y medio ambiente Café Tacvba incluyó sonidos de la marimba, la orquesta sinfónica a cargo del director Mario Santos, el arpa y hasta la característica melodía del organillo, cerrando la mágica velada con los nostálgicos temas “Eres” en la voz aterciopelada de Meme, “El baile y el salón” y concluyendo con el broche de oro al son de “Ojalá que llueva café” en compañía del dúo huasteco a cargo de los jóvenes y muy virtuosos Aníbal e Iván, mostrando así una vez más los motivos por los cuales Café Tacvba es una de las agrupaciones más abrazadas por los mexicanos.