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Tras casi seis años sin pisar la capital mexicana, Blondie regresó para complacer a sus fans con un concierto en el Pepsi Center. A pesar de ser el mismo día que el domingo del Vive Latino, el recinto de la Nápoles lucía casi a su máxima capacidad. Desde antes de las seis ya había gente esperando la apertura de puertas para tener un buen lugar desde el cual disfrutar a Debbie Harry y compañía.
El inicio estaba programado para las ocho en punto, sin embargo a esa hora la gente seguía llegando a paso apresurado. Entre los asistentes pudimos encontrar a Enrique y Joselo Rangel de Café Tacvba, y es que nadie quería perderse ni un segundo de la legendaria banda estadounidense.
La mayoría de la audiencia correspondía a generaciones más adultas, aunque algunos jóvenes acompañaban a sus padres o venían en pareja. El ambiente que se vivió desde que la pista fue llenándose hasta el final de la noche fue uno muy tranquilo, sin empujones ni muchos brincos.
Silver Rose, proyecto de Carla Sariñana, se encargó de abrir el concierto con un set de poco menos de media hora en el que aprovechó cada momento para brillar y demostrar su talento. Incluso nos consintió con un nuevo sencillo titulado “Qué Más Da”. Su rock pop con toques de shoegaze fue ideal para comenzar la velada y tuvo gran recibimiento del público.
A las 20:50 H las luces se apagaron y uno a uno los integrantes de la banda fueron tomando el escenario ataviados con trajes azul, rosa y morado. Debbie Harry fue la última en salir, siendo bienvenida con aplausos y gritos de emoción que incrementaron cuando sonó la clásica guitarra de “One Way Or Another”.
A pesar del inicio tan enérgico, varias zonas de la pista permanecían inmóviles, e incluso se notaban huecos en algunas partes. Las personas más cercanas al escenario fueron quienes brincaron más a lo largo del show, alzando carteles y hasta un vinilo. Los músicos lucían contentos y sonaban tan asombrosos como siempre. Clem Burke presumió sus increíbles habilidades lanzando y atrapando sus baquetas en medio de las canciones, mientras que Tommy Kessler conquistó al público en varias ocasiones con su maestría en la guitarra.
“Call Me” y “Atomic” fueron los momentos que tuvieron mejor respuesta por parte de los asistentes, quienes corearon a gritos y brincaron (algunos por primera vez en la noche) durante todo el tema. Su famoso cover a “The Tide Is High” de The Paragons envolvió el aire de una sensación dulce y nostálgica en la que la voz de Debbie Harry nos transportó a una época más sencilla y tranquila.
La noche siguió su curso con “Rapture” y “Sugar on the Side”. Esta última causó un poco de confusión entre la audiencia debido a la colaboración con el grupo colombiano Systema Solar, pues inyectaron sonidos más tropicales al rock de Blondie y, al ser un sencillo de uno de los álbumes más recientes de la agrupación, poca gente conocía el tema.
Al término de cada canción, los gritos y aplausos no cesaban, lo cual fue aprovechado por Harry en un par de ocasiones para salir unos momentos de la tarima. La vocalista aclaró que le costaba trabajo recuperar el aliento debido a la altura de la Ciudad de México, cosa que se hizo cada vez más notoria a lo largo del concierto. Era muy claro que Debbie estaba esforzándose por interpretar bien los temas, pero a veces cedía ante la falta de aire y dejaba que la audiencia coreara por unos instantes antes de volver a tomar el micrófono.
La líder de Blondie se tomó un momento para agradecer a Silver Rose e introducir su siguiente canción, “Long Time”, escrita por Dev Hynes (Blood Orange). A esta le siguió una de las más esperadas, “Heart of Glass”, con la que cerraron el set principal. Los aplausos y gritos de “¡Blondie! ¡Blondie!” no pararon hasta que el grupo regresó al escenario. Debbie se colocó una capa cubierta de flores hechas con listones con la que lucía incluso más imponente. Agradeció el entusiasmo del público con su adorable carisma y empezó la recta final del show con “Fun”.
El sueño estaba llegando a su fin, pero Blondie supo despedirse en grande con “Maria” y “Dreaming”, temas amados por todos sus fans alrededor del mundo. Las melodías fueron interpretadas a la perfección, la magia que destila Debbie Harry como una leyenda viviente es innegable y, a pesar de que los 2,240 metros sobre el nivel del mar jugaron en su contra, mantuvo su poderosa presencia sobre el escenario en todo momento. Con este concierto Blondie satisfizo tanto la nostalgia de quienes crecieron con ellos, como la emoción de las generaciones más jóvenes de ver a unas leyendas en el escenario y es que un acto tan querido e icónico como este, no se puede presenciar todos los días.