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¿Será que ante esa inquebrantable y hasta espiritual conexión que existe entre México y Belle & Sebastian la permanente lluvia que ha estado sobre la CDMX era un aspecto climatológico para recrearnos un poco más de Escocia? No sé, suena a una predicción demasiado romántica y disparatada, pero para los afortunados que estuvieron –como siempre, como de costumbre– cumpliendo el papel de fieles seguidores del colectivo de Glasgow en las inmediaciones del Frontón México, es un hecho absoluto, que el encuentro siempre resulta en algo inolvidable y para remarcarlo de manera indeleble en la memoria.
Una vez más Stuart Murdoch y compañía visitaban México, sin duda en un recinto que siempre resulta adecuado, con una de las congregaciones más intachables y puras, muchos dicen por ahí, adultos contemporáneos que por más corazón rockero que tuvieron, siempre les fue irresistible caer ante el encantador pop del país del norte del Reino Unido y que aún después de tantos años y de tantas visitas, siempre es capaz de revivir recuerdos y remover fibras sensibles de las emociones.
Y es que Belle & Sebastian sabe de la lealtad de su público en el país que se ha dado el lujo de venir a tocar desde sus éxitos, hasta piezas de bajo perfil de sus primeros años como aquella ocasión en el Pepsi Center del año 2015. Y al tratarse de una banda con un alma pura de pop inglés que ante los años parece no envejecer ni un poco, siempre es una cita donde se puede ser joven otra vez.
Así que la noche comenzaba bien a pesar de todas las complicaciones que parecieron sufrir los asistentes en una ciudad que con una lluvia parece vivir el Apocalipsis. Esto es punto y aparte en una celebración donde The Plastics Revolution resultó un tanto ajeno, pero no desagradables para un auditorio que parecía no tener mucho interés en saber quién era o al menos escuchar abiertamente su propuesta, pero que debido a esa energía y hasta cierto enfoque art que posee su música, siempre impregna un dejo de intriga para los más curiosos.
Pero vamos, todos esperaban por Belle & Sebastian, para gritarle y aplaudirle a Stuart Murdoch hasta ver su expresión de asombro en ese fino y tierno rostro que, dicho sea de paso, ahora tuvo más razón de ser porque el frontman apareció en el escenario con un jersey retro de la selección mexicana de fútbol (recuerden que hace poco jugó México VS Escocia, y que nuestro país está a punto de debutar en el mundial de Rusia). En fin, el colectivo de Glasgow vino esta vez con un setlist mucho más equilibrado, sí, con sorpresas, pero realzado con hits que siempre son necesarios.
Una extraviada “Dog On Wheels” inauguró el recital con preciosas trompetas. Claro que todo el foro se hermanó en baile con “I’m A Cuckoo” y ¿cómo no? Si ver a Murdoch danzar es por demás contagioso… que por cierto, será que Dear Catastrophe Waitress cumple 15 años este 2018 que por ello el set tomó otras canciones de ese álbum como “Stay Loose”, “If She Wants Me” y “Step Into My Office, Baby”. Y aquí, gracias a este bloque de aquel disco, se pudo constatar en la reacción del público que se trata de uno de sus más emblemáticos lanzamientos que le hacía falta darle su lugar en un concierto en México.
En efecto, hubo un repaso por su más reciente trilogía de EPs How To Solve Our Human Problems, no con canciones tan coreadas, pero sí profundamente amenas (“Sweet Dew Lee”, “We Were Beautiful” o “Show Me The Sun”). Sin embargo, no sería un concierto redondo de Belle & Sebastian completo, si no se diera espacio y el agradecimiento tangible a los fans. Primero porque hubo momentos destacados como invitar a una persona a bailar con “Jonathan David”, o la tradicional fiesta que se hace con “The Boy With The Arab Strap” al subir a casi 15 individuos del público para cantar, bailar, aplaudir, tocar y abrazar a los miembros del grupo. Segundo, porque literalmente se escogieron canciones en ese momento como la sugerencia de alguien para tocar “Get Me Away From Here, I’m Dying” o tomar de un ¿Tweet? La petición de “Funny Little Frog”. Que con lo anterior, queda manifiesto el altar en que están muchas canciones del gran The Life Pursuit (2006) además, con una “Another Sunny Day” que seguro provocó lágrimas, o una “The Blues Are Still Blue” que sonó con perfecta fuerza.
Como cierre, también se pudo constatar algo inédito: que “The Party Line” se ha consolidado como una canción para cerrar con broche de oro un gran concierto, y que Stuart Murdoch también ha encontrado el highlight a ejecutar durante la canción; sí, navegar entre el público, para hacerlos parte de la canción y ¿por qué no? Tomarse fotos.
Emocionante, edificador y sanador; para muchos fans, muchos que ya no son (somos) tan jóvenes, la música de Belle & Sebastian nos convida un poco de esa juventud infinita que parecen capturar sus autores de manera exacta en su música, tanto nueva como antigua, y no solo eso, sino que sin duda, a la salida, nos queda como una lección de cómo resolver nuestros problemas humanos… emocionales, pero a veces complicados y que solo la música puede disolver.