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CA7RIEL & Paco AmorosoEzra CollectiveKaytranada
17/Feb/2025
Entrar a Bahidorá 2025 fue como atravesar un portal místico, donde la naturaleza susurraba ritmos ancestrales y el río reflejaba luces danzantes. Las Estacas se convirtió en un vórtice de energía donde la música, el arte y el espíritu colectivo vibraban al unísono, desdibujando los límites entre lo terrenal y lo etéreo.
A continuación, te platicamos cuáles fueron los actos más relevantes del fin de semana.
Ca7riel & Paco Amoroso desataron una tormenta sonora que electrificó el aire. Su energía desbordante y su mezcla de hip hop, rock y electrónica hicieron que la multitud se entregara en un frenesí catártico. Las palmeras resonaban con cada bajo, como si la propia tierra bailara con ellos.
Ben UFO tejió un tapiz hipnótico de sonidos, con transiciones que guiaban al público en un viaje sin retorno. Jeff Mills, el arquitecto del techno, llevó a todos a una dimensión sideral con sus patrones minimalistas y secuencias que parecían mensajes de otra galaxia.
Frente Cumbiero prendió la pista con un torbellino de metales y percusiones que poseyó cada cuerpo. La cumbia psicodélica se filtró en la piel, convirtiendo la explanada en un ritual de movimiento.
Papooz envolvió el ambiente en una bruma suave y melódica. Sus acordes flotaban como luciérnagas en la noche, creando un instante de ensueño. Ezra Collective irrumpió con su jazz vibrante, combinando sonidos globales en una explosión de virtuosismo y groove.
Rusowsky apostó por la experimentación, pero la conexión con la audiencia se diluyó en su propuesta abstracta. Floating Points, en cambio, nos condujo a un estado de trance sublime con un set que oscilaba entre lo celestial y lo terrenal.
Kaytranada desató una ola de energía con su inconfundible groove. Sin embargo, su frustración por problemas técnicos empañó la magia de su presentación. A pesar de ello, la pista ardía con cada beat que lograba salir de sus controladores.
Folamour desplegó una sinfonía de house, funk y soul que convirtió el escenario en un paraíso rítmico. Joy Orbison exploró lo oscuro y lo eufórico, mientras que Nina Kraviz cerró con un techno abrasador, hipnótico y cerebral. Sin embargo, el audio bajo generó frustración en el público, restando impacto a su esperado set.
El domingo se sintió como un respiro sagrado. Las aguas cristalinas del río acogieron a los cuerpos danzantes que, agotados pero felices, flotaban en un éxtasis de paz. El sol acariciaba las pieles mientras los ecos de la música aún vibraban en el aire.
Los Askis encendió la fiesta con su cumbia desbordante de alegría. El baile se volvió una ofrenda de risas y movimiento, aunque su set terminó 40 minutos antes de lo esperado, dejando a todos con ganas de más.
Balthvs hipnotizó con su fusión de funk, rock y psicodelia, transportando al público en un viaje de vibraciones cósmicas. Nicola Cruz terminó nuestro viaje con su electrónica chamánica, uniendo lo ancestral y lo futurista en un ritual de sonidos envolventes.
Bahidorá 2025 fue un portal a otra realidad, una comunión donde el tiempo se disolvió entre el baile, el agua y la luz. Una experiencia sensorial donde la música y la naturaleza vibraron al mismo ritmo que el alma de cada viajero.