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El pasado lunes 9 de mayo, un anuncio provocó el shock en la industria musical independiente: Astro se separa después de siete años de carrera. Eso hizo, automáticamente, a su presentación en el Foro Indie Rocks! anunciada meses antes la última en la CDMX, la ciudad en la que quizá vivieron más momentos clave en su carrera que en su país de origen: desde aquella primera presentación en México, en el Vive Latino 2010, donde solo asistieron alrededor de 100 personas, hasta el pasado viernes 13 de mayo, en la que hubo un foro lleno que les echaba porras como nunca, pues era el último encuentro entre los chilangos y los chilenos.
Previamente, la presentación comenzó con los muchachos de Future Feelings: propuesta de funk y disco, con esencia setentera en el sonido, tipo KC & The Sunshine Band o Tavares. El grupo pasó sin pena ni gloria y se les notaba algo incomodos al tener poco espacio para desenvolverse. A pesar de esos detalles, tuvieron mucho ritmo en las venas.
Posteriormente, comenzó la vibrante y a la vez melancólica despedida de Astro, con canciones como “Panda” y “Colombo”, que fueron muy coreadas y bailadas, para darle paso a “Caribbean”, de los pocos temas que tocaron de su último material Chicos de La Luz. El público festejó y agradeció que se ejecutaran cortes de su EP debut Le Disc de Astrou, tales como “Le Golden Ballon” y “Drogas Mágicas”.
Hubo instantes de improvisación, con largos solos electrónicos, percusiones y batucadas. Andrés Nusser interactuaba con el público, aventándose a la multitud, compartiendo el micrófono o arrojándoles agua, detalles que provocaron el pandemónium.
Después, continuaron revisando su primer largo homónimo, como “Volteretas” o “Pepa”. El éxtasis fue inminente cuando sonaron los primeros tonos de “Maestro Distorsión”, tema que Astro le dedicó al público mexicano que la pudo conocer en el lejano 2010 gracias a la radio y con la que inició un romance estrecho y enriquecedor, un momento clave muy festejado, para finalizar con “Coco” y “Ciervos”.
Los sentimientos se desbordaron en el escenario, pasaron de la alegría a la tristeza y de la emoción a la melancolía en unos cuantos segundos. Los chilenos se estrecharon cálidos abrazos, que transmitieron hasta el último momento una vibra conmovedora y un enorme gusto por hacer música. Su público mexicano les respondió gritando y cantando toda la noche, implorando que el concierto no se acabara, y por ende, que Astro no deje de brillar.
Cuando el grupo expuso sus motivos del adiós, la gente respondió con un fragmento de “Colombo”: “Ojalá se queden y que no se vayan”. Ese fue el emotivo final de una gran relación entre Astro y el país que, en palabras del grupo, “les abrió las puertas desde el año cero”.