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24 horas antes del momento en que este texto está siendo escrito, 24 de febrero del 2017, estaba por iniciar una fiesta que llevaba planeándose 10 años. 10 años que han dejado a su paso el nacimiento de lugares como MONO, foros como SALA, y festivales como Ceremonia. Es así que la herencia de Sicario ahora se ha convertido en parte de lo que vivimos en las alocadas noches de la CDMX.
La fila de entrada hacia la bódega destinada para la fiesta parecía tan larga como los 10 años que se estaban festejando. Las caras de los vecinos de la Santa María la Ribera eran (debajo de su lona publicitaria –sí, como esas donde se promocionan viajes a Tepetongo o zapatos por catálogo– donde se indicaba que adentro de su unidad habitacional podrían encontrar sustancias varias de la mejor calidad –sí, esas que imaginas–), de entre sorpresa por ver tantos atuendos brillantes y vaporizadores eléctricos, y de risa por la valentía de los asistentes al estar ahí, con dichos atuendos brillantes y vaporizadores eléctricos.
Dentro, el alivio por haber salido de la fila de la entrada parecía ser eterno. Y solo parecía pues en la fila de la cerveza te decían que tenías que hacer otra fila para cargar dinero en tu pulsera y regresar a la fila de la cerveza para después hacer una fila más grande para entrar al baño. ¿Suena terrible, no?
Curiosamente el evento fue todo lo contrario, y pueden tacharme de mártir sonoro, pero entre RL Grime, Shlohmo, Bufi y compañía te hacían sentir que podías lograrlo todo. Ninguna fila era lo suficientemente larga para bajar el ánimo de nadie.
Horas que parecieron minutos y pasarla tan bien que no te daban ganas de irte, además de pasos de baile que asombrarían a la misma Beyoncé, hicieron que el hecho de que la fiesta de Sicario finalizara no importara, pues el after siempre está en nuestro corazón.
¡Feliz cumpleaños Sicario!