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Fotos Edwin Lopez
Lo primero que uno nota al ver a Alex Anwandter salir al escenario es que es un artista comprometido con su obra. Su manera de acercarse al micrófono es distinta a la de muchos ahí afuera, menos mecánica y mucho más pasional que lo que se ve en cualquier otro concierto de música pop hoy en día. Y una vez que lo toma entre las manos, el espectáculo siguiente es todo menos artificial. Ahí no hay grandes juegos de luces, grupos de bailarines con rebuscadas coreografías o siquiera (porque aquella noche en SALA el audio tenía muchas fallas) un potentísimo equipo de sonido. Es un concierto que brilla por su autenticidad.
Después de seis años de haber visitado la Ciudad de México por última vez, Alex Anwandter regresó a presentar Latinoamericana, su reciente disco que vio la luz hace apenas unos meses. Si en él Alex se escucha como nunca antes, el espectáculo que lo acompaña es similar. Su concierto en SALA no fue solamente una firme exhibición del poder de las nuevas canciones sobre el escenario, sino un recordatorio de por qué su autor es una de las personalidades más valiosas que hay en la música latina actual.
Hace falta recordar algunas cosas para reafirmarlo. Sobre el escenario Alex no es solamente un talentoso músico, sino también un delicado comediante y un performancer disciplinado. Verlo reinterpretar a Christina Rosenvinge con nada más que una guitarra o utilizar el mismo instrumento para deconstruir su clásico “Shanana” y convertirlo en una oda a la desnudez no es poca cosa. Mirarlo reencontrarse con el piano para recordar su “Manifiesto” o bailar como si el mundo se fuera a acabar con “Casa Latina” no es parte de un show. Es la demostración de una pasión.
Alex Anwandter quiere a cada una de sus canciones y aprecia cada uno de sus discos tanto como lo hacen todas las personas que se reunieron a ver su presentación. De clásicos infalibles de Teleradio Donoso como “Bailar y llorar” o la espectacular “Amar en el campo” (con la que cerró el concierto) a vestigios de Odisea y un completo repaso por su carrera en solista, el setlist de la noche no dejó nada fuera y brindó un fiel vistazo a toda una vida dedicada a la música.
Según el reloj, una hora y media bastó para que todo lo anterior se llevara a cabo. Aquella noche en SALA fue la presentación oficial de Latinoamericana sobre los escenarios. “Algo nuevo para ustedes y para nosotros”, como él mismo lo dijo. Pocas veces uno tiene la oportunidad de ver algo por primera vez en estos tiempos. Después de todo lo que pasó, que el audio no haya sido el adecuado es un necio reproche para una noche que, como las canciones de Alex Anwandter, va a ser difícil de olvidar.