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Se dice fácil, pero han pasado 20 años de la primera edición del Vive Latino. Este fin de semana, decenas de bandas se reunieron para rendirle tributo al festival que lo inició todo.
“Es curioso, Vaya Futuro parece chileno”, escuché decir a una chica mientras se daba cuenta que el acento del vocalista era más mexicano que los tamales. Sí, Vaya Futuro parece sacado de Sudamérica, pero en realidad es un orgullo nacional. Su rock genera una atmósfera perfecta para un festival, aunque se apreciaría mejor de noche.
Una de las bandas que tocaron en la primera edición del festival fue Los de Abajo, grupo de ska y world beat que en un momento llegó a convertirse en una de las mejores exportaciones que ha tenido el país. Ayer tocó la alineación más cercana a la original, regresando Odisea y Liber Terán, piezas fundamentales de la agrupación. Su show fue breve, pero intenso. Con invitados como Aczino, lograron prender el escenario principal.
Por otro lado tocó Klub, banda tributo a Los Auténticos Decadentes. Sus versiones reggae son aceptables, sin embargo su mayor mérito fue rescatar joyas como “Turdera” o “Pasta y vino”, increíble.
En el escenario AT&T, Chicano Batman hizo su debut en el festival. Si bien sus fans lo disfrutaron, desgraciadamente no lograron conectar con el resto del público, es una pena. Sin embargo, los que sí lograron la aceptación de la audiencia fue Enjambre, primer headliner del día. El escenario principal le sienta muy bien.
En Escena Indio, Paté de Fuá lo dio todo, aunque uno no puede dejar de pensar si el tiempo de esta banda ya pasó, aunque no deja de ser increíble, mucho mejor que lo que estaba pasando en el escenario principal. Rock en tu Idioma Sinfónico no deja de sorprender y no por lo bueno, sino por su manera descarada de seguir haciendo dinero a costa de canciones caducadas, aunque hay que reconocer que a esa hora y con cervezas quién no canta “El esqueleto” a todo volumen.
El show de Camilo Séptimo estuvo bien, a secas, nada memorable y más bien sirvió de puente para lo mejor de la noche. El polémico Morrissey se plantó en el escenario principal y lo hizo suyo desde la primera. Sus fans se llevaron a sus casa un gran show, no así aquellos que solo conocían un par de rolas. El inglés tocó sus canciones más comerciales al principio del set, dejando a la mitad del público con 40 minutos sin cantar, desconcertados.
Caso contrario fue Noel Gallagher, que de principio a fin intercaló canciones de Oasis con las de su nueva banda, no cabe duda que tiene el toque para mantener atento a su público. “Champagne Supernova” fue sin duda lo mejor de su show.
El escenario principal cerró con dos de las mejores bandas mexicanas. Por un lado Panteón Rococó, que desde hace diez años se ha dedicado a perfeccionar sus conciertos, elevándolos a niveles inimaginables para el resto de las bandas de ska nacional, e incluso extranjeras. Y para cerrar con broche de oro: Molotov, aunque sus conciertos puedan parecer aburridos y predecibles, cada canción que toca es un salto a la nostalgia, mejor manera de terminar el primer día no había.