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Ya no solo son las bandas locales los platos fuertes sino que fueron las nuevas propuestas internacionales (y también la presencia de gestores, periodistas y productores de varios países colaborando en su realización) las que pusieron el acento latinoamericano.
De hecho, el festival está comenzando a tener réplicas por el continente. En San Pablo, Porto Alegre y México D.F. aparecerán shows de menores dimensiones pero con el mismo espíritu inquieto y fresco.
Las actividades comenzaron el viernes con paneles y talleres sobre temas candentes: copyleft y creative commons, el patrocinio cultural y la música en la era digital; todos ellos con importantes referentes locales y extranjeros.
El fin de semana, mientras los músicos hacían lo suyo, en otras secciones del predio pasaban otras cosas: en una mini rampa volaban skaters y bikers haciendo demostraciones, un stand de libros ofrecía también discos de los artistas presentes y el colectivo Liberá Tu Bicicleta ofrecía talleres prácticos para los ciclistas urbanos.
Sábado Eléctrico
En la primera jornada musical, la electrónica fue el carril sobre el cual se desplazaron varias propuestas.
Los locales Dreaming Moths y la DJ Sofia Casanova dieron las primeras muestras de electrónica con sus estilos ambientales e influencias del trip hop. Por su parte, Javier Vaz Martins, conocido por estos lares como ex bajista de la banda britpop Astroboy, se lució como solista con su sonido de los 80 traído directamente con el Delorean.
Kif y Phoro, protagonizados por dos tersas voces femeninas que comandan sobre las máquinas, una con tendencia hacia el hip hop y otra hacia el pop más estilizado, demostraron que son sin duda actos que hay que seguir. Más tarde, Sofía Viola y su vozarrón argentino de raíz folklórica conquistó al público y fue la única del Fest que pudo obedecer a sus pedidos cuando reclamaron bises.
Ya caída la noche, Miss Bolivia trajo desde Argentina su bomba de cumbia moderna y puso a todo el público a sus pies para explotarla. La gente, deseosa de mover las caderas, estuvo agradecida hasta el final.
Luego de menear con las rimas y los tonos reggae de la MC, fue el turno de Mitú. El dúo colombiano a base de máquinas y percusión pusieron el trance en el aire y bajaron las revoluciones. Mientras, en la carpa DJ Koolt puso el funk para los que buscaban más groove.
El cierre estuvo a cargo de Midnite, que oscureció la noche con su electrónica gótica. Fueron pocos los que se quedaron para el final, pero agitaron hasta el último acorde.
Domingo Femenino
Sin dudas las mujeres fueron las protagonistas indiscutidas del último día del Fest, que logró capturar al público y tenerlo en vilo durante buena parte de la noche.
Eli Almic, una de las pocas MC mujeres que ofrece Montevideo, se lució tanto en las rimas como en las melodías con su voz suave pero segura. Acompañada de DJ RC marcó la pauta para el resto del día.
Mux, con su rock atmosférico e introvertido fueron el pasaje hacia el trance. Se les rompió un teclado en pleno show pero siguieron adelante. Luego fue el turno de Florencia Núñez, una de las artistas nuevas que más atención de la prensa ha recibido en este último año. En formato guitarra y voz bajó la estridencia de las distorsiones.
Una de las cosas que sabe hacer el Fest es ofrecer sorpresas, lo cual quedó demostrado sobre el fin del domingo, que ofreció un cierre histórico.
El dúo ChiNo, compuesto por baterista y bajista de dos reconocidas bandas locales (Danteinferno y La Hermana Menor), acumularon un gran público que quedó embelesado con su rock experimental y cadencioso. Las visuales de Fyslab y Moni pusieron el toque lisérgico a un show que se transformó en experiencia audiovisual.
Descartes a Kant tomó por asalto al Fest con su circo anárquico y bizarro, pero luego lo conquistó gracias al carisma de Sandrushka y Dafne, al mismo tiempo que causaron pánico entre los fotógrafos con su espuma y el agua que arrojaban. Un verdadero espectáculo de ciclotimia musical cubierto de un envoltorio de falsos cumpleaños y locuras varias.
Desde Argentina, Los Rusos Hijos de Puta casi destrozan literalmente el escenario pequeño con su energía punk, la fuerza vocal y el carisma de su líder, Luludot, y sus canciones simples, catárticas y atrapantes. Otro show que dejó ganas de más.
El pogo que comenzó con ellos luego se intensificó con Hablan Por La Espalda, locales en un crecimiento sostenido y representantes del nuevo rock uruguayo, con mezclas de candombe, psicodelia y distorsión. Se trató de un cierre que dejó los espíritus en alto y, para citar una de sus canciones, con calor en el pecho.