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Al norte de España, en la orilla del mar Cantábrico, se encuentra una ciudad fundada en el siglo 5 a.c. Aunque pequeña, con apenas unos 300,000 habitantes, Gijón lo tiene todo: historia, playa, parques espectaculares, arte, gastronomía, sidra y, desde el año pasado, un festival muy particular.
Tsunami hace honor a su nombre; es una ola de guitarrazos y potencia en el par de escenarios que lo conforman. Bandas españolas y leyendas de antaño se ven las caras en un venue que a cualquiera deja boquiabierto: Laboral Ciudad de la Cultura.
El escenario principal se encuentra en un impresionante patio interior con columnas y balcones llenos de historia. Detrás del gran soporte, una torre de 117 m de altura que es el principal atractivo del recinto.
Ahí, el primer día, nos recibió el poderoso show del neoyorquino Marky Ramone, emblemático baterista de Ramones, que con canciones como “I Wanna Be Sedated” y “Pet Sematary” alimentó los deseos del público.
En el escenario secundario, CRIM nos voló los sesos con un college punk rápido y bien ejecutado, y fue una buena antesala para descubrir a Royal Republic. Los suecos, con atuendos vintage, son una mezcla de The Hives con Franz Ferdinand y tienen un show lleno de energía y contacto con los asistentes, que culminan covereando a Metallica.
Acto seguido, Gogol Bordello y su punk gitano hizo lo de siempre. Su música, llena de fusión, puso a los asturianos a brincar, aunque la cereza del pastel, y lo que todo mundo esperaba esa noche fue The Prodigy.
Con media hora de retraso y la gente chiflando, los bajos de los británicos hicieron que la espera valiera. Estrobos y luces combinaron de forma perfecta con clásicos como “Firestarter” y “Smack My Bitch Up”. Descontrol puro para cerrar el primer día de la segunda edición de Tsunami Xixón.
El sábado pintaba bien. Esta vez comenzamos en un escenario fuera del Laboral. La Plaza Mayor de Gijón, llena de gente bajo el sol, presenció la potencia de dos chicas gallegas (guitarra y batería) que con su rock-punk-garage sorprendieron a chicos y grandes.
Más tarde, con el sol casi poniéndose detrás de la torre del Laboral, los suecos de Millencolin nos recordaron épocas de juventud con rolas como “No Cigar”, “Penguins & Polar Bears” y “Sense & Sensibility”. Esta vez no cambiamos de escenario, y la decisión fue correcta.
El segundo dueto del día, Niña Coyote ETA Chico Tornado fue una grata sorpresa. Enfundados en trajes rojos entallados, dieron cátedra con su poderoso rock, y demostraron su capacidad haciendo un cover de “Killing In The Name”, original de Rage Against The Machine, que todos y cada uno de los asistentes entonó con una conexión más que perfecta.
¿Alguien ha oído hablar de Fagersta, Suecia? Pues de está ciudad de apenas 15,000 habitantes llegó la banda que más atiborró el patio de la Laboral. The Hives no necesita presentación, ni descripción, ni recuento. Los nórdicos hicieron lo de siempre y embelesaron y pusieron a bailar con locura a Tsunami con cada nota que tocaron.
Si bien ese fue el plato fuerte, no había que perderse el set de Bad Religion. Los californianos, de gira por el 30 aniversario de su disco Suffer, tocaron la mayoría de tracks de esta placa, y éxitos como “American Jesus”, “21st Century (Digital Boy)” y “You”. No sorprendió ver a algunas personas llorando de emoción y a otras tantas volando en el crowd surf.
Para finalizar la noche, y la gratísima experiencia que fue Tsunami Xixón, otros representantes de Estados Unidos, Lagwagon, que también festejaba el aniversario de un disco, Let’s Talk About Feelings (incluso tenía la portada de fondo de escenario), lo tocó casi en su totalidad y, con “May 16”, logró unificar las voces de los asistentes. Su encore, que incluyó “The Cog in the Machine” y “Razor Burn”, dio fin a un festival que promete crecer en todos sentidos.