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Llegamos temprano al Parc del Fórum, recinto donde se lleva a cabo el festival, y nos enteramos que está construido sobre el mar. Miles de metros cuadrados ganados a la naturaleza que durante estos días albergan 13 escenarios y decenas de shows con bandas de todo el mundo.
La jornada comenzó con un largo recorrido para conocer el lugar y ubicar los escenarios, el camino nos llevó al Night Pro, donde nos deleitamos con el trío de punk chileno, Adelaida. Después pasamos al escenario Mango, uno de los principales, donde vimos a un poderoso Triángulo de Amor Bizarro y a su fanaticada brincando de un lado a otro sin parar.
Justo frente a este escenario, comenzaba la música homogénea de Miguel, el angelino que con gran actitud y acompañado de visuales exquisitamente sencillos, no logró conectar con el público. En cambio, la artista norteamericana Solange, logró esa conexión al interpretar perfectamente cada tema que salió de su garganta en un escenario dominado por las luces rojas.
Continuamos nuestro recorrido en el Hidden Stage, un escenario en el que debido a su tamaño tan pequeño se requiere una pulsera especial (gratuita) para poder ingresar, en ese lugar, tuvimos la oportunidad de disfrutar un poco de folk gótico de la mano de Aldous Harding. Por su parte, Broken Social Scene encendió el abarrotado escenario Ray-Ban dando paso a la presentación magistral de la banda canadiense BADBADNOTGOOD quienes dieron una cátedra de jazz a los presentes.
Poco antes de las 12 de la noche, las luces violeta comenzaron a bañar el escenario Primavera para recibir a una de las bandas más esperadas de la noche: Death Grips que, con su hip hop experimental y la energía de su frontman, Stefan Burnett, arrasaron con el festival y con los miles de fanáticos despavoridos.
En un escenario un poco más pequeño pero totalmente abarrotado, The Black Angels puso en alto el nombre de Texas dando una cátedra de neo psicodelia, digna de un festival como el Primavera Sound.
De vuelta en un escenario Primavera a tope, la noche nos dio otra sorpresa, los australianos King Gizzard and the Lizard Wizard que le volaron la cabeza a miles de escuchas que no paraban de moverse. Fue un espectáculo perfecto y para nosotros, el cierre de una noche sin igual.