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El último día en el Primavera Sound fue una jornada larga y llena de sorpresas. Durante nuestra estancia en Barcelona nos hospedamos en el Vincci Bit, ubicado a solo unas cuadras del Parc del Forum, recinto donde se lleva a cabo el festival. Ese mismo día, nos enteramos que Arcade Fire estaba en nuestro hotel, desafortunadamente no pudimos acercarnos y mejor decidimos partir hacia el final de la aventura musical.
Cuando llegamos al Primavera Sound, la cantautora estadounidense Angel Olsen ya estaba presentándose en uno de los escenarios más importantes que, hacia el final de la noche, albergaría una sorpresa unexpected. Su folk rock atrapó a los cientos de personas que se encontraban ahí y que coreaban “Give It Up” mientras el sol se ponía.
Después nos movimos hacia a un par de escenarios más pequeños, donde conocimos a los madrileños Jardín de la Croix, que con un math rock poderoso e instrumental hicieron vibrar al público. En el escenario contiguo vimos a Joey Purp, propuesta de Pitchfork que revitaliza el hip hop a dos partes: un MC y un DJ, eso fue lo que se necesitó para que todos levantaran las manos al aire al ritmo de “Morning Sex”, un gran momento para el oriundo de Chicago.
Lo mismo hizo la gran diva Grace Jones, que a sus casi 70 años dio uno de los shows más inesperados y divertidos del festival. Medio cuerpo desnudo (pero decorado con body paint con motivos africanos), máscaras de colores, vestidos exuberantes y afirmando de la necesidad que tiene por la “coca”, la jamaiquina voló cabezas al ritmo de “Nightclubbing”, “My Jamaican Guy” y “Williams Blood”. Y ni qué decir de su bailarín que, semidesnudo y colgado en un tubo de stripper, arrancó los suspiros de las asistentes.
Tras este derroche de adrenalina, el momento de la noche llegó: Arcade Fire estaba a minutos de subir al escenario y todas las zonas disponibles (incluyendo el VIP) recibían a un sin número de gente como no se había visto en otros actos. Los canadienses dieron cátedra sin rival, incluso algunos organizadores del festival comentaron que estaban satisfechos por el logro y ya estaban tranquilos.
Arcade sabe llegarle al público; tocaron desde himnos populares como “Wake Up”, pasando por temas más de antaño como “Neon Bible” y por supuesto, su nuevo y bien recibido hit, “Everything Now”. La locura total, reflejo de la buena selección de headliners de los programadores de Primavera Sound.
De ahí, corrimos a escuchar los últimos acordes de Sleep que, si bien guarda un gran nombre entre los stoners, apenas logró convocar a un par de miles de personas. Lo mismo que Wild Beasts que, con un aforo de unas cuatro mil personas, tampoco brillaron como se hubiera esperado. Es difícil competir contra Arcade Fire (los tres tocaron a la misma hora).
Lo que no podíamos perder de vista fue el disco set de John Talabot y aunque ya lo habíamos visto la noche anterior con Talaboman, este fue aún más especial. Solo, en un escenario lleno de luces, la gente comenzó a mover sus cuerpos de un lado a otro mientras el español preferido de la electrónica mezclaba con destreza temas que, si bien nos transportaron a mediados de los 70, contaban con un toque contemporáneo excepcional.
Comimos una “torta mexicana” que de nuestro país tenía solo el nombre y caminamos hasta el otro lado del recinto para ver a Skepta. Es increíble lo que un DJ con lap top y un gran MC pueden lograr si tienen talento. Pero no se podía esperar menos de un ganador del Mercury Price. La gente cantó y bailó absolutamente todas sus canciones, y Joseph Junior Adenuga no pudo ocultar la felicidad. Mención especial a tres momentos: “Lyrics”, “Numbers” y “That’s Not Me”, todas de su LP más reciente, Konnichiwa.
Una de las cosas que hacen especial a Primavera Sound es que ofrece diferentes experiencias. Por ejemplo, hay un escenario llamado Backstage, al cual solo se puede acceder con tokens, que se obtienen gratis en distintos puntos del recinto si uno está atento a las redes sociales. También tienen sus unexpected shows, de los cuales uno se entera si está viendo la pantalla correcta a la hora correcta o pone atención a la app del festival.
Nosotros, lamentablemente, nos perdimos las dos primeras de unexpected (Arcade Fire secret show y Mogwai). Definitivamente pagamos el precio de la novatez. Sin embargo, la tercera fue la vencida y estuvimos allí para HAIM. Hemos de decir que, si bien la respuesta del público es avasalladora, las angelinas no sorprenden musicalmente. Presencia y manejo escénico impecables, pero su pop se queda en canciones hechas para eso, divertir.
Y justo por eso decidimos irnos pronto, por eso y porque la única banda mexicana que tocó en esta edición de Primavera Sound ya había empezado su set y no pensábamos perdérnoslo. Los regiomontanos Clubz no esperaban tal respuesta, el escenario, aunque pequeño, estaba abarrotado y la gente conectada. Da gusto saber que este dúo ya tenga seguidores en España, y algunos muy arraigados: varios cantaron “Épocas” y “Golpes Bajos” de inicio a fin. Bien por los compatriotas.
Para ese momento el reloj casi marcaba las 04:00 H. Momento de moverse para ver a una de nuestras bandas consentidas: !!! (chk chk chk). No hay escenario en el mundo que se resista a los bailes de Nick Offer, y a la enorme energía y fiesta que esta banda pone en donde se pare. No importa si tocan todo el Shake The Shudder o la incomparable y añeja “Slyd”. Definitivamente no hay mejor manera de cerrar un día que saltando con las manos arriba al ritmo de !!! (chk chk chk).
Primavera Sound es un festival de clase mundial, en una ciudad cosmopolita, bien producido, bien planeado, perfectamente bien curado y con un público excepcional que no solo se entrega a sus actos favoritos, sino que busca alternativas y le gusta conocer cosas nuevas. Para nosotros, una experiencia sin igual que sin duda repetiríamos en 2018. ¡Larga vida a Primavera Sound!