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El recinto se convirtió en un gran skate park en el que además de las grandes personalidades de la patineta, jóvenes promesas nacionales mostraron sus mejores trucos, de los cuales solo algunos tuvieron la oportunidad de patinar junto a Hawk, Neal Hendrix, Sandro Dias, Elliot Sloan, Kevin Staab y la guapa Lizzie Armanto, quien se llevó los chiflidos, aplausos y uno que otro piropo por parte del público masculino.
Como en todas las fiestas, la música no podía faltar y los responsables de poner el ambiente fueron Los Liquits, 3BallMTY, con un gran show de luces; Los Viejos, que propiciaron un pequeño mosh pit durante su actuación; y Royal BloodLine, el nuevo proyecto de Randy Ebright, baterista de Molotov, que se hizo acompañar por Tito Fuentes en uno de sus temas.
Luego de horas y horas de exhibiciones, música, baile, jóvenes tratando de saltar a la pista y un conato de pelea en las gradas, fue momento de recibir a Tony Hawk sobre el medio tubo de más de 4 metros de alto por 12 de ancho acompañado por su séquito, que ya había calentado motores momentos atrás cuando se subieron a estirar las piernas y reconocer el terreno.
Pasadas las ocho de la noche, bajo una fuerte rechifla, Hawk y compañía salieron a escena llevándose los gritos y ovaciones del público mexicano, que sabía que se trataba de un evento histórico; habían pasado ya más de 20 años desde la última visita de Tony al extinto Skate Inn que se ubicaba en Mixcoac.
Piruetas en el aire y movimientos que parecen humanamente imposibles se pudieron apreciar durante poco más de una hora, dejando claro que lo bien aprendido nunca se olvida.