Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Cómo preámbulo a las celebraciones decembrinas se realizó el pasado miércoles la segunda edición del festival Sónar en la ciudad de Bogotá. Con un lineup de lujo y un montaje impecable los asistentes pudieron deleitarse con una selección vanguardista, oscura y contundente de algunos de los mejores exponentes de la música electrónica nacional e internacional.
Los tres escenarios abrieron sus puertas pasadas las cuatro de la tarde y mientras los primeros espectadores llenaban las salas, la cuota colombiana empezaba a revelar lo que sería la noche. John Montoya, recién llegado de Italia, y Bleepolar, fueron los encargados de abrir el Sónar Hall y el Sónar Club respectivamente, con una mezcla sofisticada de sonidos tribales y tradicionales, mientras Lunate despedía los últimos rayos de sol con un set cargado de sonidos sintéticos y envolventes en el Sónar Village.
La noche empezó con los live sets del “paisa” Gregorio Gómez mejor conocido como Gladkazuka en el sello Berlinés Cómeme, y del primer internacional de la noche, el canadiense Jacques Greene, quien con su sonido housero demostró porque bandas como Radiohead o Jummy Edgar ven en él un nuevo horizonte en la música.
Ya con los motores prendidos y las salas llenas se abrió espacio para los nuevos formatos. Matanza llegó desde Chile con sus sonidos ancestrales y flautas andinas mientras que MiTú, compuesto por el joven percusionista “Lamparita” y el integrante de Bomba Estéreo Julián Salazar, puso la nota más alta de la noche con su “Techno de la Jungla”, una mezcla de sonidos de San Basilio de Palenque, cuna de la música tradicional del caribe colombiano, y un techno potente y progresivo, que enloqueció a un público que no paró de bailar hasta el final.
El plato fuerte de la noche vino con la legendaria banda New Order, quienes, a pesar de tener a Gillian Gilbert con un brazo enyesado y luego de tres años de espera, pusieron a cantar al público con grandes éxitos como "Singularity", "Temptation" y "Blue Monday", y finalizaron su recital con un sentido homenaje a Joy Division con la canción "Love Will Tear Us Apart".
Claude VonStroke, The Martinez Brothers y Ellen Allien (la única cuota femenina en todo el lineup), mantuvieron de pie a un público cansado de tanto bailar, y sirvieron como antesala para lo que sería un cierre magistral por parte de la superbanda berlinesa Moderat, quienes impresionaron al público con sus bajos profundos y atmósferas abstractas, apoyadas de un show visual sobrio y simétrico que acompañaba a la perfección las melodías de los alemanes.
El cierre oficial estuvo a cargo del también alemán Rødhåd quien a pesar de no contar con mucho público, demostró porque es uno de los mejores exponentes del Tecno alemán en el mundo.
Aunque el festival fue casi perfecto, vale la pena resaltar la falta de espacios para sentarse que en un evento de más de 10 horas de baile se hacen fundamentales para mantener la energía, el exceso de policías dentro del lugar no ayudó y la falta de otro tipo de experiencias, además de la música, como sucede en el Sónar Barcelona, se extrañaron.
Solo resta decir que fue una noche inolvidable para todos los que allí estuvimos y que esperamos que el Sónar vuelva a Bogotá aún más potente en el 2017.