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La lluvia, amiga fiel de la melancolía, grata para algunos, insoportable para muchos otros. Fue la primer protagonista en escena, pues desde antes que el Foro Indie Rocks! abriera sus puertas, la lluvia no cesaba, intentando en vano ahuyentar a los fanáticos –que desde mucho tiempo antes esperaban ser los primeros en ingresar al recinto–.
La Semana Indie Rocks! continuaba su andar, celebrando un año más del trabajo y esfuerzo de todos los que hacen posible que nuestros lectores nos hayan vuelto su medio predilecto. En este segundo día, el anhelo de que el sold out del concierto de Blonde Redhead fuera memorable se percibía en el ambiente, aunado a la duda sobre el setlist que en esta ocasión interpretarían, pues la noche anterior la ejecución de inicio a fin del Melody of a Certain Damaged Lemons fue excelsa.
Ramona, banda originaria de Tijuana –y actuales residentes de la Ciudad de México– fueron los designados de encender los ánimos entre el público que a temprana hora abarrotaron la pista del recinto. “Cecilia”, “Colores”, “Dharma” –entre otros temas– fueron atentamente escuchados por el público, reaccionando positivamente ante la animada presentación de la primera banda que cubrió con globos a los asistentes.
El momento se acercaba. La penumbra en la que estábamos inmersos, el clima frío y húmedo del exterior y el trío de músicos frente a nosotros se unían en perfecta sintonía con una interacción más íntima entre el público y la banda en escena. Todos querían el mejor lugar disponible para ver a los hermanos Pace y a la enigmática Kazu Makino, por lo que se veía al público un poco tenso intentando conservar su lugar, esto sin transgredir el derecho ajeno (afortunadamente).
Los integrantes de la banda portaban prendas de color blanco, quizá por casualidad o quizá con el fin de tener armonía no solo en su música, sino también en su vestuario. El público se mantuvo atento y callado la mayor parte del tiempo, admirando la belleza de espectáculo que ante sus ojos y oídos tenían, concluyendo su silencio al inicio y al final de cada canción con fuertes gritos de emoción.
Kazu rompió con el nulo contacto que mantuvo la mayor parte del recital, “gracias” susurra, previo a sentarse en la orilla del escenario, sostener la mano de sus fans en primera fila y cantar con un profundo sentimiento.
La lluvia de joyas musicales nos empapó el corazón, pues los temas ejecutados con muchísima energía y sentimiento conectaron contundentemente con el escucha, notándose claramente en los rostros de los asistentes, algunos disfrutaban con los ojos cerrados, otros sonreían mientras cantaban, otros simplemente nos perdíamos en nuestros pensamientos mientras bailábamos al compás de canciones como: “Bipolar”, “Elephant Woman”, “3 O’clock”, “Doll Is Mine”, “Dr Strangeluv”, “Melody of Certain Three”, “23”, “Equus” entre muchas más.
Leí muchos comentarios sobre la experiencia que se vive al ver a Blonde Redhead en acción, algunos lo definen como algo místico, otros aseguran que el nivel de introspección al que uno puede llegar es fascinante, y muchos más afirman que no puedes dejar este mundo sin antes haber asistido a alguno de sus conciertos. No estaban equivocados.