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En 2007, cuando la industria parecía colapsar por el streaming, Chris Brown ideó un día para reconocer el trabajo de las tiendas locales y para fomentar la compra de vinilos. Desde entonces, cada año, el tercer sábado de abril se ha convertido en una fecha importante. Creadores, promotores, vendedores y consumidores, celebramos a la música. Visité La Roma Records para entender el interés del público capitalino, a continuación algunos apuntes de lo que noté.
Repisa por repisa. Los melómanos, con los dedos índice y medio deslizan un vinil tras otro. Cuando encontraban uno que llamaba su atención –sin sacarlo del estante– se detenían a mirarlo un par de segundos mientras sus pupilas se dilataban. Lo tomaban con ambas manos (como cuando el viejo Rafiki presenta a Simba con el resto de los animales), le daban la vuelta a la contraportada para leer la lista de canciones y, finalmente, regresaban a la portada para observar los detalles del arte. Si éste los convencía, de inmediato lo ponían bajo el brazo. Repetían el procedimiento una y otra vez, hasta encontrar el nuevo acetato que formará parte del soundtrack de sus vidas.
“Siente el calor de los discos”, bromeaba un hombre de edad media con su Goose Island en mano.
¡Vengan a @LaRomaRecords por vinilos y cerveza! No dejen de celebrar el quinto aniversario del @RSD_MEX 🇲🇽⚡️ #RSDMX #RSD17 #MakeSomeNoise pic.twitter.com/ea0Hm4OHfY
— Indie Rocks! (@indierocks) 22 de abril de 2017
Desde la parte superior de La Roma Records observaba a los exploradores sumergirse entre los viniles. Debido al reducido -pero, normalmente acogedor- espacio de la tienda, la gente hacía fila para ingresar. Parecía un sauna. Ni los dos ventiladores a su máxima potencia, ni la cerveza fría podían refrescar el ámbiente. La fiebre del disco, que le llaman.
Sólo la venta y firma de autógrafos de Vox Electra, segundo disco de Pastilla, lanzado en 1999 (remasterizado por Latinoamérica en vinil) logró dispersar un poco el calor humano. La gente compraba su disco, se formaba y, como si se tratara de un regalo, desprendían el plástico protector para entregárselo al vocalista de la banda. Víctor Monroy con sus característicos labios rojos sonreía mientras firmaba y se fotografiaba con su público.
El bochornoso calor volvió a arremeter en el primer piso de la tienda cuando la banda liderada por Víctor realizó su showcase. Interpretó canciones como “Ataud” y “Vox Electra”. Las personas que no podían ingresar completamente al local, coreaban desde la puerta. El cantante advirtió, en tono de broma, que no recordaba del todo las canciones de su segundo álbum pues, hacía 20 años que las compuso.
Entre la multitud que evocaba el final de los 90’s, se encontraba un despistado que, impaciente, le preguntó a uno de los encargados de la tienda por Moctezuma, tercer materia discográfico de Porter, del cual sólo se encontraban 100 piezas a la venta (disponibles desde las 3:00 pm).
Se dispersó un poco la gente y alguien reclamó la tornamesa. Bonz, bajista de Hello Seahorse!, se encargó de amenizar la búsqueda.
Según algunos compradores, los viniles habían sido tan manoseados que para las 8:00 pm., resultaba difícil encontrar algo de interés.
La Roma Records está por cumplir cinco años de “incrementar la cultura del vinilo entre compas”. Así lo declaró el co-fundador de la tienda, Alan Ornelas, en nuestro impreso número 97. Por ello, no sorprende que este año la tienda haya sido parada obligada en el Record Store Day. El festejo cumple ya un lustro de vida en tierra mexa.