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NRMAL 2016 – Día 2: Lágrimas de felicidad

NRMAL 2016 – Día 2: Lágrimas de felicidad

Luis Avilés
Niñapapalote Barbosa @ninapapalote / Jaime Fernández

Niñapapalote
Barbosa @ninapapalote / Jaime Fernández

El Nrmal se llenó de lágrimas de felicidad en su segundo día de actividades.

Aunque aún estábamos un poco aturdidos por la estridencia que un día antes nos había regalado Bulbul, A Place To Bury Strangers y HEALTH, era hora de regresar al segundo día del festival Nrmal para seguir conociendo propuestas, compartiendo música con los amigos y hasta las mascotas, y disfrutar del último día de actividades de lo que estamos seguros fue uno de los mejores festivales de este año.

Pasando el mediodía de un domingo, el tráfico para llegar al Deportivo Lomas Altas fue muy amable, nada comparado con el del día anterior así que, con más calma, pudimos llegar al festival para ver nuestro primer acto del día: Grenda. El heredero de Ramón Amezcua, mejor conocido como Bostich, demostró por qué es considerado una de las promesas más grandes dentro de la electrónica nacional. Reflexiva y melancólica, la música del tijuanense puso a mover con cadencia los tímidos pies de la gente.

Justo cuando terminaba el set de Grenda, del otro lado la fiesta y la locura era total con los serbios de Gnučči, bajando a bailar con el público y hasta subiendo a tres personas del público al escenario para que con sus bailes subieran la temperatura. Ana Rab quien portaba un pantalón de mezclilla desgarrado y una blusa color naranja, trataba de comunicarse en español con frases como “Estoy caliente” y “Orrale esta es mi primera vez México”. La música de Serbia mezclada con ritmos electrónicos, hicieron que todo el escenario amarillo bailara sin miedo a mover sus caderas.

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Mark Fell y Blanck Mass fueron parte de un combo de experimentación presentado en el Festival Nrmal. Y aunque esta vez la asistencia del público era menor en comparación a la del día anterior, los pocos que se encontraban en el escenario rojo y azul respondieron bailando, aunque otros sólo sentados en el pasto mientras observaban y disfrutaban de los paisajes sonoros salidos de una computadora.

A las 16:30, el ritual de Baltazar dio inicio para abrazar a todos los que, atónitos, miraban al trío de Guadalajara vestidos en túnicas negras, salieron al escenario acompañados de Diego Bacter, bajista de Porter y Marcos Zabala, ex-baterista de Bengala. Con pasión en sus rostros con cada frase que cantaban,  Baltazar nos regaló uno de los momentos más íntimos del día. “Hielo”, “Neblina”, “Imperio” (canción que dedicaron a los muertos) “Bardo” y “Vicio” fueron parte de la presentación de una de las agrupaciones que tiene todo para convertirse en una especie de banda de culto.

El siguiente en presentarse pero ahora del otro lado del deportivo fue el finlandés Jaakko Eino Kalevi. Portando un elegante saco negro que hacía resaltar su cabellera rubia y sus penetrantes ojos azules, Jakko subió al escenario primero sólo para después ser acompañado por un baterista y una cantante. Pop de ensueño que por momentos viajaba hasta convertirse en chilwave, hacía que suspiráramos con cada una de las bellas canciones que interpretó. “Deeper Shadows” y “Double Talk” fueron parte de la magia que como susurro al oído nos acarició por aproximadamente treinta minutos.

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Mitú desde Colombia llegó a presentar su techno de la selva como ellos lo llaman. Mezclando en vivo sus propias canciones y llevándolas al éxtasis de un eterno loop que convirtió la noche de Nrmal en un pequeño rave, el dúo dejó todo en el escenario, aunque tristemente la gente no reaccionó tan bien, quienes después de unos minutos parecieron perder el interés y prefirieron buscar un  buen lugar para poder ver a Battles.

Como un cronómetro a punto de llegar a ceros y detonar una explosión, el trío de Nueva York estuvo lleno de precisión y potencia, soltando cada acorde matemático para volarnos la cabeza. Ian Williams rodeado de sintetizadores y jugando con su guitarra, Dave Konopka dando el ritmo con su bajo y John Stainer golpeando la batería con la fuerza de un cañón. Tuvieron todo el tiempo al público en su mano. Desde los primeros sonidos de “Dot Com” e “Ice Cream”, la banda en su regreso a nuestro país dejó contento a todos. El momento cumbre fue casi al final de su set, cuando “Atlas” convirtió en un manicomio al escenario rojo.

Festival Nrmal 2016

Por fin había llegado la hora, y sí, era verdad, Slowdive estaba frente a nuestros ojos.

Probablemente gran parte del público que asistió a Nrmal eran unos niños cuando Slowdive anunciaba su separación en 1995, pero lo que ayer quedó claro es que la música de los británicos traspasó generaciones y aún sigue estremeciendo y cambiando vidas. Desde el primer momento en que Rachel Goswell tomó el micrófono, el ambiente cambió totalmente y una atmósfera de emotividad cubrió a Nrmal para transportarnos a otro mundo. Tomados de la mano por el shoegaze que salía de las guitarras de Neil Halstead y Christian Savill, Nick Chaplin que portaba una playera de Jesus and Mary Chain, dieron una de las presentaciones más increíbles que nuestros ojos hayan visto.

Sabemos que muchas veces es difícil que bandas como Slowdive regresen a nuestro país, pero todos los que estuvimos presentes fuimos muy afortunados de escuchar en vivo canciones como “Crazy For You”, “Alison”, “Machine Gun”, y “She Calls”. De los ojos del Festival Nrmal brotaron muchas lágrimas, pero de felicidad.

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Después de la épica presentación del quinteto inglés, mucha gente optó por retirarse a sus hogares, pero algunos otros valientes resistieron un poco más y se fueron a ver la fiesta de Cakes Da Killa. Coqueteando y bajando a bailar con el público mientras una bola disco alumbraba los cuerpos que se contoneaban con los beats y las rimas del rapero, sus canciones sobre la vida gay unieron a todos los presentes y pusieron un ambiente inmejorable para casi dar fin a la noche, mismo que llegó con la mística de Japón que regaló Acid Mothers Temple, quienes  pasadas las diez de la noche salieron al escenario para dar una cátedra de psicodelia, música progresiva e improvisación que puso fin a uno de los mejores fines de semana musicales del año.

La séptima edición del Festival Nrmal se convirtió nuevamente en una experiencia inolvidable. Manteniendo su esencia, el festival volvió a ser un universo para todo amante de la música que disfrute de conocer y explorar nuevas experiencias, se convirtió una vez más en el paraíso soñado. Lo único triste de este fin de semana es que ahora debemos esperar un largo año para que llegue Nrmal 2017, pero sabemos que la espera valdrá la pena.

Muchas gracias por todo, Nrmal.

Luis Avilés

REDACCIÓN:

Luis
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