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En medio de un calor húmedo que asfixiaba, la banda regia Jesus Warr se encargó de inaugurar puntualmente las actividades del día, el único problema para las apenas decenas de personas presentes fue que los horarios impresos estaban mal, tanto las horas como los nombres de los escenarios.
Le siguió The Antlers del otro lado del parque que este mismo año recibió a bandas como Death y Kayo Dot en el festival Nrmal. A pesar de sus tranquilas melodías, la banda neoyorkina consiguió una enérgica respuesta del público que apenas se estaba aclimatando para un festival de que prometía ser el mejor del año en el norte del país.
Si bien un evento de este tipo debe preocuparse primero por las bandas y el sonido, es de vital importancia brindar lo necesario para pasar 10 horas dentro de un mismo recinto. Una botella de agua en $60 y que los foodtrucks estuvieran únicamente reservados para quienes contaran con brazalete o acceso VIP no fueron sabías decisiones de la organización.
Mientras el sol se comenzaba a ocultar entre las nubes amenazantes, Mac DeMarco subió al escenario entre fuertes gritos y aplausos, pues se trataba de un viejo conocido del público regio. Ataviado con un overol de camuflaje y acompañado por su banda, Mac tocó canciones de su más reciente disco, Salad Days, además de los que se podrían considerar como temas clásicos de su repertorio, como “The Stars Keep Calling On My Name”.
Justo a la mitad de su set, el canadiense se vio obligado a parar a consecuencia de una cuerda rota. Mientras la cambiaba, su banda de acompañamiento se dio a la tarea de entretener al público y ponerlo a corear “Yellow” de Coldplay mientras agitaba las manos en el aire.
Las distancias entre los escenarios eran demasiado cortas. Para las primeras bandas en el itinerario no representó gran problema, puesto que cuando terminaba de tocar una comenzaba la otra, pero para el momento de She’s a Tease, el sonido de Julian Casablancas chocaba violentamente con su música.
A pesar de los problemas que eso pudiera representar, por tratarse de una banda local contó con una buena cantidad de público compuesto por grandes amigos y antiguos seguidores que no dejaron de bailar y cantar ni una sola canción. Para “Long Time Road”, probablemente el tema más recordado de She’s a Tease, Catsup subió al escenario con micrófono en mano para recordar viejos tiempos.
Por su parte, Julian Casablancas + The Voidz tuvo ciertos contratiempos en su debut en tierras regias. Los problemas de sonido fueron en aumento e incluso lo obligaron a detener su set antes de lo planeado.
Los platos fuertes de la noche estaban por llegar, pero no sin antes dejar espacio para una extravagancia: The Pizza Underground, banda liderada por Macaulay Culkin que daba la impresión de ser un coro escolar combinado con un show de stand up comedy.
Acompañado por una guitarra, una maraca y una caja de pizza a manera de instrumento de percusión, los temas de este peculiar proyecto no lograron retener al público que en un principio clamaba por Kevin (Mi Pobre Angelito) y que después de unos minutos prefirió enfilarse hacía la presentación de Calle 13..
El fuerte viento revolvía el cabello de las chicas y calaba los ojos mientras se contaba el tiempo en espera de que Modest Mouse se dispusiera a tocar. En cuanto Calle 13 dejó de sonar al otro lado del parque, uno a uno los integrantes de la agrupación liderada por Isaac Brook subió al escenario frente a una considerable audiencia que los recibió con cálidos gritos y aplausos.
“Dashboard”, “Black Cadillacs” y “Ocean Breaths Salty” salieron de los amplificadores mientras la lluvia comenzaba a caer, ahuyentando a varias personas que sin importar que aún no finalizaba el festival salieron del parque en busca de su auto.
Por tratarse de un evento al aire libre la lluvia hizo de las suyas, pero sin importar el lodo y que prácticamente nadie llevaba algo con qué abrigarse poco a poco comenzó a llenarse el escenario principal en espera de Queens of the Stone Age.
La tormenta comenzó a disiparse y para la media noche, tras media hora de retraso en la presentación de la banda de Josh Homme, prácticamente había desaparecido, momento que aprovechó una voz para hablar por el micrófono y anunciar la cancelación del show.
La razón alegada fueron cuestiones de seguridad, mismas que el festival aseguró días antes que se habían previsto y que no interrumpirían la correcta realización del evento. Entre chiflidos, mentadas de madre y gente empapada hasta la ropa interior, se dio un último aviso: El boleto de ese día será válido para la próxima fecha de QOTSA en Monterrey, además de que con el mismo podrían entrar gratis el segundo día del festival.
Queda claro que los organizadores del evento nunca han asistido a un concierto en el que llueve y los boletos se desintegran en la bolsa del pantalón, ni recordaron que dieron la orden de quitarle los boletos a los VIP para entregarles un brazalete.
Tampoco consideraron que hubo personas que viajaron hasta Nuevo León únicamente para ver a Queens of the Stone Age o que los accesos para el sábado prácticamente estaban agotados y con su manera de redimirse provocarían la sobreventa del mismo.
¿Qué nos espera hoy? Probablemente un sobrecupo mortal. ¿El festival será capaz de resarcir el daño? Seguramente ni ellos lo saben, sólo queda esperar a que por lo menos cambien los baños portátiles que la noche de ayer derramaron su interior sobre el pasto del Parque Universitario.