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Frahm subió al escenario y explicó que tenía un dedo roto, y que aunque el doctor le dijo que no saliera de gira, él hizo caso omiso. Acto seguido, tomó unas baquetas de marimba y comenzó tocar con la caja de resonancia y las cuerdas del piano acústico. Al lado de éste, tenía uno eléctrico, mismo que utilizó para hacer loops que encimó hasta crear una pieza que completó con el acústico, mostrando un total y absoluto dominio de los intrumentos.
Al término de este track, comenzó con "Said And Done", pieza por demás melancólica, a la que le imprimió un toque digital al usar, de nueva cuenta, el piano eléctrico combinado con el análogo. Nils demostró una coordinación y maestría exquisitas; la velocidad con que mueve los dedos dejó a todos boquiabiertos, y la pasión que revela en sus movimientos y los gestos de su cara se reflejó en el ambiente.
Cuando finalizó esta canción, tomó el micrófono para dirigirse a la audiencia de nuevo. Dijo que la siguiente sería su última canción (sin nombre), porque tenía prisa, aunque aclaró que le hubiera gustado quedarse a ver la ciudad y tomar mezcal. Los primeros 13 minutos improvisó con el piano acústico. Luego hizo una oda a los rhodes y las reverberancias con el eléctrico (5 minutos) y concluyó con un ritmo mucho más elevado en el análogo. En total, 22 minutos de genialidad, perfecto cierre.
Los 42 minutos de concierto que ofreció Frahm fueron intervenidos visualmente por Seth Kirby y Brock Monrow. Si quieren darse una idea de lo que se veía en la pantalla, dejen en reposo su Mac. Creo que la música de Frahm debe disfrutarse sin agregados de cualquier tipo.
Una vez que Frahm dejó el escenario, Le Révélateur se adueñó del espacio con visuales que varios asistentes calificaron de aburrido, incluso algunos aprovecharon para salir por una copa mientras Roger Tellier-Craig y Sabrina Ratté proyectaban visuales aceitosos.
La sorpresa de la noche fue, sin duda, Euphorie, de Arq 1024, proyecto francés de Pierre Schneider y Francois Wunschel, quienes montaron cuatro pantallas traslúdias en las que proyectaron desde líneas hasta una enorme cara de luz blanca. Las pantallas daban la impresión de 3D. Lo blanco fue una constante. Con reflectores estroboscópicos, tubos de neón que emitían sonido y beats descontroladores, Euphorie se consololidó como uno de los mejores proyectos audiovisuales del MUTEK.MX