Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
El pasado sábado se llevo a cabo la interesante aunque poco afortunada quinta edición del Festival Nrmal en Monterrey, la cual, a pesar de contar con variadas propuestas y dignos exponentes de las mismas, distó un poco de lo que se tenía planeado.
Al igual que en festivales como el Corona Capital y el Carnaval de Bahidorá, las filas para accesar al parque ferrocarrilero asemejaban pasarelas de moda, cuyos modelos portaban flores en la cabeza, cabello de colores y shorts tan cortos que incluso podrían considerarse ropa interior.
Una vez dentro el ambiente era despreocupado, como un domingo cualquiera en la Lagunilla. Al igual que en ediciones anteriores, el festival prestó un espacio para que jóvenes emprendedores y nuevos talentos del diseño independiente tuvieran un espacio para acercar su trabajo a la gente.
A pesar de que el evento dio inicio a una hora razonable, la gente que se dio cita para ver a bandas como Los Blenders y Hawaiian Gremlins fue considerablemente poca; apenas un par de decenas de despistados reconociendo el terreno. Aunque para cuando llegó el momento de Clubz, tal vez por tratarse de una banda local, la gente se arremolinó al frente del escenario rojo.
Al mismo tiempo, del otro lado del parque, la agrupación capitalina Vinnum Sabbathi inauguró ante un reducido grupo de personas las jornadas en el escenario negro, mismo que horas más tarde recibiría uno de los platos fuertes de la noche: Death. Las distancias entre un escenario y otro eran muy cortas, hecho que no significó una gran ayuda puesto que los horarios se empalmaban de tal manera que nunca podías ver completo el set de ninguna banda sin perderte a por lo menos otras dos.
El encanto de un festival tan pequeño e independiente como este es la acercamiento que se puede tener con el talento participante y no nos referimos sólo al hecho de que no hubiera barricadas frente a los escenarios, sino que podías encontrar a los músicos entre el público; tal fue el caso de Los Románticos de Zacatecas disfrutando de la presentación de Little Jesus.
Canciones como "Berlín", "Cretino" y "Sube y Baja" sonaron bajo el abrazador sol regio y fueron coreadas por el público fiel de Little Jesus, banda que demostró por qué ha crecido como la espuma en tan poco tiempo y que a pesar de residir en el Distrito Federal han contagiado con su música al país entero.
Aunque se trataba de una banda desconocida por muchos, la emoción se respiraba en el aire en espera de Ave Negra. Sólo bastó una canción para que los guitarrazos de esta banda costarricense invadieran los cuerpos del público provocando los primeros brincos y empujones del festival.
Desde el inicio del día, la carpa Red Bull Music Academy siempre estuvo a reventar y fueron el escenario perfecto para que la Banda Bastön y Füete Billete dieran cátedra de cómo se debe llevar a cabo un concierto de rap. Luces de colores, billetes falsos, movimientos de cadera y manos al aire fueron el complemento ideal para ambas presentaciones.
Desde hace varios meses los nombres Nazareno el Violento, Terror Cósmico y No Somos Marineros han brillado por todos lados, la hermandad que existe entre estas bandas es digna de destacar ya que gracias a eso han conseguido destacar en la escena musical local y el festival Nrmal no fue la excepción. Las tres bandas formaron parte de la alineación del escenario negro y con sólo poco más de media hora en escena lograron sembrar un especial zumbido en los oídos de quienes se dispusieron a escucharlos.
Para cuando llegó el momento de Hidrogenesse las nubes cubrieron el cielo, amenazantes e imponentes, aunque no fue pretexto para que la banda española ofreciera un concierto más que divertido. No se trataba de la primer presentación del dúo en Monterrey y a juzgar por la reacción de la gente, fue una de las bandas más esperadas de la quinta edición de este festival.
La noche había caído ya sobre el parque ferrocarrilero y tras experimentar problemas técnicos a causa de la lluvia, el ensamble Kayo Dot subió al escenario negro para ofrecer una de las mejores presentaciones de la noche. No por nada fueron apadrinados por el mismo John Zorn en sus inicios.
A las 8 de la noche el clima comenzó a hacer estragos; la gente no esperaba una tormenta y la organización del evento tampoco. Incluso se podía ver cómo los monitores sobre el escenario estaban cubiertos con bolsas del super. Para este punto, la gente ya había comenzado a abandonar el recinto y el lodo cubría los pies y ropas de gran parte de la asistencia.
Kelela comenzó su presentación con un ligero retraso que fue olvidado y perdonado al primer segundo de escuchar su voz. Sin duda, fue uno de los actos más entrañables de todo el festival. Con la idea de que el escenario negro estaría a reventar para ver a Death, algunos tuvimos que correr con la esperanza de alcanzar un buen lugar, aunque no fue necesario. Mientras en la presentación de Matías Aguayo no cabía ni un alfiler, el público en espera de esta legendaria banda apenas rebasaba las 20 personas.
El momento esperado llegó de la mano de Justin Pearson, vocalista de Retox, quien fue el encargado de presentar a Death. En el público se podía ver a integrantes de NO ZU, Kayo Dot y No Somos Marineros, por mencionar algunos. A pesar de que eran pocos los presentes, se entregaron completamente a la banda e incluso soportaron la lluvia que a partir de ese momento no cesó hasta el otro día.
Originalmente se tenía contemplado que Retox cerrara el escenario negro, cosa que no sucedió y nadie supo dar una razón a pesar de que era más que evidente: el clima. La asistencia se había reducido a poco menos de la mitad y estaban concentrados bajo las distintas carpas distribuidas en el parque. Poolside ofreció un decoroso DJ Set que musicalizó la salida de otras tantas personas hartas del frío mientras Siete Catorce hacía lo suyo del otro lado del lugar.
Los Macuanos tampoco aparecieron en escena y la presentación de Dj Rashad & Dj Spinn era incierta aunque al final, con un retraso de media hora, clausuraron las atropelladas actividades de la quinta edición del festival Nrmal.
En general fue un evento bueno y tranquilo a pesar de las cancelaciones de último minuto, nada que ver con un monstruo como el Vive Latino. La audiencia siempre es un factor importante y, entre que era reducido y desinteresado, en este caso fue el elemento que falló. Se entiende que sean nuevas propuestas y bandas de culto, pero absolutamente ningún músico merece ser el fondo de una selfie.