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Por tercer año consecutivo se llevó a cabo el DNVR Fest en Culiacán, Sinaloa y, sin duda, fue la vencida, pues logró colocarse como uno de los mejores eventos de música independiente en el norte del país.
A pesar del fuerte sol y el retraso de una hora para dejar que la temperatura cediera un poco, nada fue impedimento a la hora de disfrutar del line up que estaba listo para tocar sus mejores rolas en el escenario.
Si algo pretende el festival, además de traer buena música a Sinaloa, es posicionar y dar a conocer el talento de la escena local. Cerca de las 6 de la tarde subió al escenario Un Triángulo, banda que, acompañada de un hermoso atardecer, deleitó con su agradable indie rock a la audiencia que bailaba a su alrededor, la cual comenzaba a calentar motores para lo que sería un gran espectáculo, pues ya comenzada la música, el calor a todos se les olvidó y algunos hasta optaron por echarse un clavado a la alberca que se encontraba en el lugar.
Una gran sorpresa fue escuchar nuevamente a los chicos de Carnival Animals, que desde que pusieron un pie en el escenario se concentraron en hacer lo suyo, creando un ambiente que evocaba el nombre de su más reciente EP, Stellar Parallax. El público no evitó menear las cabezas suevamente al ritmo de los coros del vocal y al finalizar el suave pero intenso viaje ofrecido por la banda, Los Wifebeaters subieron el volumen de las bocinas y se soltaron la greña para hacernos bailar con sus ritmos de chicos rudos.
La cereza del pastel fue cuando subió al escenario El Enfermo, representante del crew de la Escuela Subterránea de Hip Hop, para acompañar a la agrupación y soltar sus rimas utilizando como base el rock and roll que venía de sus guitarras. Para esas alturas, el público ya estaba bastante entrado en calor, por lo que la llegada de una de las bandas que más ruido están haciendo dentro de la escena metal en el país tenía impacientes a todos los que morían de ganas por sacudir la cabeza. From Alaska alimentó la ansiedad y nos sació hasta el último momento, salpicando a los de la primera fila con su sudor y dejando claro cómo se debe hacer el trabajo sobre el escenario.
Ya había pasado bastante rato y varias bandas que nos hicieron sacar el rocker que llevamos dentro, por lo que llegó la hora de la dulzura y los ritmos tropicales que Caloncho ofreció a un público que definitivamente estaba ahí únicamente para verlo a él. Decenas de chicas se amontonaron en las primeras filas para corear, solas o de la mano de sus amigovios, las rolitas empalagosas que por más de media hora nos hicieron bailar cadenciosamente.
Caloncho convivió con el público y hasta regaló fruta mientras tocaba las últimas notas de su éxito "Palmar", canción con la que se despidió mientas algunas voces a lo lejos se escuchaban gritar: "¡Caloncho, no te vayas!"
Después de las olas de mar con las que el tapatío nos despidió, Toro Metralla salió a escena saludando al público y dando un mensaje de agradecimiento a la existencia del blues, ya que, en sus palabras, sin él no hubieran estado esa noche ahí.
Por momentos, el rock psicodélico de la banda de Jalisco nos transportó a un paraíso terrenal, donde lo mejor era cerrar los ojos y dejarse llevar. Finalmente, Toro Metralla dio paso a la llegada de otro de los grupos más esperados de la noche: The Oaths, que con su música electrónica y de la mano de su sencillo "Overhead" prendió a todos los que habían esperado hasta pasada la media noche, ofreciendo ritmos para lucir los mejores pasos de baile.
Sin duda alguna, The Oaths fue el final indicado para el festival, ya que su música logró despedir el DNVR 2014 como una fiesta con una gran pista de baile.