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Un ambiente festivalero único en nuestro país nos acogió desde que entramos al parque temático Takeilhtukut, donde se empezaban a conglomerar multitudes de connacionales de estados distantes, locales y extranjeros para disfrutar de la riqueza cultural de esta región jarocha y de paso de las presentaciones de algunos actos internacionales que llenarían cualquier recinto internacional, pero que se han enamorado con la misiva del director cultural Salvador Bazbaz y su esfuerzo incesante por salvaguardar una parte de nuestra herencia.
Entre actividades culturales y el primer vuelo de los tradicionales voladores de Papantla deambulamos bajo un cielo gris que dejaba de vez en cuando que el sol se asomara para degustar de las presentaciones en el escenario principal. Primero vino una selección de bandas locales, incluyendo a Recoveco, que fusionó exquisitamente el rock con el son jarocho, la batería y el bajo eléctrico con la marimba y el requinto jarocho, cual metáfora musical de un ambiente artístico que permite la experimentación pero arraigada en los sonidos veracruzanos. Otra banda encargada en prender los primeros ánimos fue Timoneki, una propuesta menos convencional que incluso se aventuró en cantar algunos versos en inglés, ejemplo de que la variedad del Tajín es incluyente de cualquier propuesta que merezca su espacio en el cartel.
El piso principal del escenario más importante del festival ya se encontraba prendido y algo alcoholizado para cuando se trepó el conjunto Tropikal Forever, cuya propuesta musical dejó un poco que desear, ya que su repertorio se limitó en su mayoría a covers de antaño como “Sweet Child O’Mine” de Guns N’ Roses y “All That She Wants” de Ace Of Base (¿!)…a esos extremos llega el espíritu incluyente del Tajín.
Para darle cierre con broche de oro al primer día de las festividades se presentaron Los Ángeles Azules. Contando con una producción espectacular que incluía lanzallamas y una alucinante iluminación; interpretaron clásicos como “Las Maravillas De La Vida” e invitaron a Jay de la Cueva de Moderatto para requintearle en “Diecisiete Años”. Para entonces no cabía ni un cuerpo más en el parque temático Takeilhtukut, donde la audiencia entera se entregaba a los ritmos guapachosos del grupo de Iztapalapa.
Ha dado inicio el ritual cultural en territorio Totonaca, donde aún queda mucho por venir.