Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Tras 10 años de múltiples experiencias, cambios de sede y grandes aprendizajes, Desert Daze festejó su décima edición con un lineup de ensueño, invitándonos a festejar junto a ellos la vida, la música y el arte.
Nuestra aventura comenzó desde el día jueves, donde nos anticipamos a reservar nuestro lugar de camping desde muy temprano, pues se avecinaba un mar de gente que no se quiso perder esta maravillosa celebración. Muchos entusiastas comenzaban los festejos desde este día, donde habría un comité de bienvenida al festival dentro del “Outer Space”, una zona exclusiva para campers en la que DJ’s de San Diego Freak Out comenzaban a animar a la gente poniendo los mejores tracks de su colección de vinilos para ir encendiendo el ambiente.
Baptizm, Shannon Lay y Hooveriii fueron las bandas encargadas de inaugurar la celebración, pero el acto que desató la locura fue el de Meatbodies, donde el público levantó la tierra creando un torbellino de polvo a media pista provocado por el acelerado moshpit, un hecho sin precedentes pues ninguna edición había arrancado con tanta intensidad. Finalmente, Quitapenas concluiría las acciones de este día, poniéndonos a bailar sabroso al ritmo tropical de la cumbia con destellos psicodélicos.
Despertamos temprano, pues considerando la gran cantidad de gente que acampó este año, la espera por una ducha caliente sería menor cuanta más fuese nuestra anticipación. Ya más frescos, el momento de convivencia en el desayuno vendría, pues dentro del camping existe la facilidad de ingresar alimentos y bebidas, un gran alivio para recargar energías previo a la entrada al festival y al término de las actividades de la noche.
Apenas abrieron las puertas, la gente abarrotó la zona de merch, pues el público quería asegurarse de contar con un gran recuerdo de esta fiesta de cumpleaños. Después de asegurar nuestros souvenirs, nos dispusimos a explorar cada resquicio del festival, pues a diferencia de otros años, la ubicación de los escenarios y la disposición de las distintas zonas en el festival cambió sustancialmente, pues habría que preparar todo para recibir alrededor de 25 mil asistentes a lo largo de todo el fin de semana.
Este día nos sirvió como calentamiento para lo que experimentaremos en el festival Hipnosis este año, arrancando con Psychedelic Porn Crumpets en el Moon Stage, derritiendo nuestro cerebro con sus riffs llenos de fuego y distorsión sumados al intenso calor que se percibía en la atmósfera, un show lleno de energía tanto en el escenario como entre el público.
Babe Rainbow fue mágicamente acompañado por los visuales que Mad Alchemy proyectara a lo largo y ancho del Block Stage. Su show estuvo lleno de misticismo, pues nunca se les iluminó de frente, lo que provocaba que el espectador apreciara solamente siluetas inmersas en un trasfondo de colores y texturas psicodélicas, todo un deleite para la vista, mas no tanto para el oído, pues desafortunadamente la ecualización de las vocales estaba muy por debajo del resto de los instrumentos. Un rumor sonaría tras bambalinas, comentando que el vocalista que vimos en escena era un sustituto, pues el original estaba imposibilitado por el consumo de sustancias, rumor que hacía sentido luego de que nunca pudimos observar el rostro del vocalista que todo el tiempo se ocultó bajo su bucketcap y la oscuridad, sumando el hecho que su voz durante todo el show fue apenas perceptible.
Chicano Batman fue uno de los actos que más disfruté en el primer día de Desert Daze. La energía con la que Eduardo toma el escenario es impresionante, el poderío de su bajo impactaba en nuestro pecho potenciado con el increíble audio del escenario principal, acompañado con una guitarra que Carlitos haría destellar nuestra cabeza en cada melodía. La profunda interpretación que Bardo impregnaba en cada tema erizaba nuestros sentidos. La audiencia se mostraba algo apagada a un principio, cosa que Bardo les renegaba pidiéndoles que demostraran su emoción por estar viviendo esta importante celebración, situación que rápidamente cambio cuando un cover de “Creep” de Radiohead resonaría entre la garganta de muchos de los asistentes.
No todo fue psicodelia y distorsión este día. Nos deleitamos con el show de Cymande, agrupación afrodescendiente británica cuyo espíritu contagiaba a través de su música, demostrando por qué son una de las leyendas del R&B. De igual forma fuimos testigos del espectáculo de Cortex, una legendaria banda surgida a finales de los años 60 cuya música ha sido sampleada por Lupe Fiasco, Rick Ross e incluso por MF Doom. Un jazz ideal para acompañar la caída de la noche a la par que el arte tras la creación de visuales psicodélicos enaltecía esta grata experiencia. Por su parte, Men I Trust cubrió con una mágica atmósfera de dream pop el Block Stage, cubierto de tonalidades azules que enfatizaba el mood melancólico del show.
Una de las mejores bandas en vivo de nuestra era hace su aparición clausurando en escenario principal. Estrenando su tour de otoño en US, King Gizzard & The Lizard Wizard, desató una estampida a lo largo y ancho de la parte frontal del escenario, cuando “Gaia”, “Planet B” y “Hell” sonaron una tras otra mientras lagartos inflables volaban de un sitio a otro, no dando oportunidad a cesar la intensidad al arranque del show. Esta noche fuimos afortunados al escuchar su nuevo tema “Iron Lung” tocada por primera vez en vivo, además de ser complacidos con rarezas en su repertorio como “Cut Throat Boogie” o “Float Along – Fill Your Lungs”, incluso fuimos testigos de un saludo nada amigable a Tame Impala. El final fue excepcional: “The Dripping Tap” sonó y Stu decidió saltar desde el escenario hacia la multitud pidiendo que se le llevara hacia las orillas del lago, cosa que sus acérrimos fanáticos complacieron, llevando a toda la multitud en conjunto hacia las orillas de la bahía, situación que creo incrementó la adrenalina entre los que estábamos inmersos, pues aunque nosotros no quisiéramos fuimos arrastrados en la misma dirección que Stu iba, afortunadamente el cuidado mutuo de los asistentes ayudó a detenernos antes de hubiera algo que lamentar.
Para concluir este día, Mild High Club bajaba las revoluciones de nuestros motores, poniendo al público a contonearse en la misma sintonía. La magia visual del Block Stage le añadió magia a esta presentación, aunque desafortunadamente la constante plática de los espectadores a nuestro alrededor empañó el ambiente de una magistral ejecución y presentación.
Desde muy temprano y con el sol incendiando nuestra espalda, L’eclair puso a todo el escenario “The Sanctuary” a bailar a través de su música cósmica instrumental. La forma en la que los suizos integran distintas percusiones, atmósferas cósmicas sintéticas, el groove del bajo y el llanto psicodélico de la guitarra provocaban un disfrute total entre la multitud, que no paraba de celebrar cada tema.
Al término de este set, varios de los integrantes de L’eclair se unieron a los miembros fundadores de We Intend to Cause Havoc, mejor conocidos como WITCH, siendo este el show sorpresa que esta enorme fiesta de cumpleaños tenía preparado para nosotros, continuando con la vibra festiva entre el público, elevando el estado de felicidad y satisfacción de los espectadores.
Frankie and the Witch Fingers desató remolinos de polvo provocados por la intensa actividad en la pista, consolidándose como favorito entre la comunidad de Desert Daze que siempre les ha recibido dispuestos a disfrutar al máximo sus presentaciones, más cuando interpretaron un cover de “I Wanna Be Your Dog”, como pequeña compensación a la ausencia de Iggy Pop en esta edición.
La banda francesa Slift tuvo un show apabullante, cubierto de distorsión, guitarrazos, solos de batería, muchísima fuerza en su interpretación y aderezado con un atardecer impresionante con una luna menguante como testigo. El poder provocado dentro del Beach Stage no tuvo comparación, el público fue consumido por su música y se entregó totalmente a ellos.
Nos partimos en dos para poder apreciar tanto el show hipnotizante de Mildlife así como el de Viagra Boys, siendo este último nuestro preferido, pues la constante interacción con el público, la fuerza de su presentación y un fanático que comenzó a rayar un bloque de queso sobre la cabeza de los asistentes mientras era cargado por la multitud hicieron de esta presentación algo único, irrepetible y bastante divertido.
JJUUJJUU es un clásico imperdible en cada edición del festival, pues la oscuridad de su música, las vocales distorsionadas y los embriagantes visuales llenos de texturas son la combinación perfecta para mandar nuestra mente hacia el espacio. Un audio impactante le añadió fuerza al show, sumado con la entrega del público que disfrutaba de su estridente show.
Un escenario principal totalmente abarrotado recibía por última vez a Kikagaku Moyo, pues esta presentación sería la última en su historia dentro de los festivales en US. Un poderoso arranque con “Gatherings” contrastaría con la calma que “Dancing Blue” provocaría en nuestro ser. Observar la maestría con la que esta banda japonesa interpretó “Smoke Mirrors” y “Streets of Calcutta” causaron una intensa actividad entre el público que emocionado disfrutaba de este show de despedida. Finalmente, “Dripping Sun”, “Nazo Nazo” y “Monaka” finalizaron con este histórico y memorable espectáculo.
Decidimos mantenernos en nuestro lugar en espera de Tame Impala, pues al igual que el festival estaba de manteles largos festejando el décimo aniversario de Lonerism, un álbum clave en la trayectoria de esta banda australiana. Los temas de este maravilloso disco sonaron en orden uno tras otro, con breves pausas en las que Kevin Parker compartía su emoción con nosotros por interpretar en su totalidad esta producción tan significativa para él. La producción fue impecable, la combinación de luces, láseres, humo y visuales psicodélicos fueron un deleite a la pupila, sin embargo, me hubiera gustado una mayor conexión del público, pues pese a que todos conocíamos el setlist muchos no cantaban las canciones o simplemente observaban inmóviles, cosa que definitivamente restó puntos a la experiencia.
El agotamiento por la intensa jornada de las últimas 3 noches no sería suficiente para vencernos. Afortunadamente el día comenzaría con sets mucho más tranquilos, como el de Vanishing Twin, Inner Wave y Working Men’s Club, incluso el escenario principal fue inaugurado por el Mariachi Reyna de los Angeles, un acto sin precedentes en la historia del festival, haciendo un gran homenaje a la música regional mexicana.
La presentación de Automatic fue la siguiente en nuestro viaje, inyectando energía directo a nuestras venas a través de nuestros oídos, provocando un acelerado palpitar de nuestro corazón al apreciar tanta belleza y talento frente a nuestros ojos. Su más reciente álbum Excess sería el que encabezaría la lista de un set de poco más de 50 minutos en los que bailamos y brincamos al compás de su música.
Acompañados por el fascinante espectáculo que la naturaleza nos daba, BADBADNOTGOOD nos regaló una increíble tarde de domingo, en la que los suaves compases de su repertorio combinarían con los matices de colores que el cielo mostró al pasar los minutos de su set, teniendo como testigo principal a la luna sobre nosotros. Gran momento para suspirar, llevar nuestra mente a sitios lejanos donde encontramos paz y recargar nuestro cuerpo de la energía suficiente para concluir al máximo las acciones de esta última noche.
Levitation Room llenó el Block Stage con su música, llena de esa psicodelia clásica que nos remiten a la década de los años 60, causando alegría y suaves movimientos entre el público. Sin embargo no todo fue belleza y alegría en su presentación, pues una amarga anécdota fue compartida por Julián Porte, pues nos contó sobre el secuestro que vivió después de su visita a la Ciudad de México, dentro del Desierto de los Leones, sintiéndose afortunado por poder estar respirando el mismo aire que nosotros y celebrando juntos los diez años de Desert Daze.
Domingo sin bajón, pues The Marías endulzaría la noche con su hermosa presentación. Aún pese a que María Zardoya nos comentó que no se encontraba en las mejores condiciones de salud, la suavidad de su voz nos llenaría de calor el corazón. Se respiraba tranquilidad en la atmósfera, la experiencia sensitiva de su música nos cautivó en todo momento, independientemente de la simplicidad en su ejecución.
La calma de esta noche llegaba a su fin, pues el turno de Fuzz apoderándose del Block Stage había llegado. Con una impresionante fuerza en su interpretación, el trío proveniente de San Francisco nos brindó uno de los shows más poderosos de esta noche, pues nadie quería quedarse fuera del intenso moshpit desatado frente a ellos, causando que incluso los miembros de la zona VIP se brincaran las vayas para formar parte de la locura y descontrol en la pista general. Jelloman hizo su aparición, saltando desde el pit frontal hacia una tabla sobre la cabeza del público, se paró sobre ella y comenzó a disparar cartuchos de sus famosos Jelly shots hacia la multitud, a la par que “What’s in My Head” resonaba por todo lo alto. Una sucursal del manicomio llena de guitarrazos distorsionados.
Beach House fue uno de los últimos agregados al cartel tras la cancelación de Iggy Pop como cabeza del cartel, envolviendo con oscuridad y melancolía el Moon Stage. Fuimos seducidos por un set armonioso y cautivador, cuyas oscuras historias de amor y desamor desataron llanto entre algunos fanáticos que emocionados contemplaban este espectáculo. La mezcla entre sonidos orgánicos con un entorno envuelto en penumbra hacía una combinación única, haciéndonos flotar al compás de “Lazuli”, “Dark Spring” y “Pink Funeral”, complementados con un cierre espacial de la mano de “Superstar”, “Runaway”, “Space Song” y “Over and Over”.
Muy a nuestro pesar, esta celebración llegaría a su fin, no sin antes clausurar las acciones del festival con el show de Pond, siendo esta la primera vez que se presentaran Desert Daze en un horario nocturno, cosa que personalmente agradecí mucho, pues la estridencia de su música sumada al increíble trabajo visual de Mad Alchemy hizo explotar nuestra mente. El desempeño de Nick Allbrook sobre el escenario era excepcional, y toda la energía que derrochaba dentro y fuera del escenario fue contagiada con suma facilidad entre el público, que emocionado gritaba, le cargaba sobre ellos y cantaba cada canción. Sin duda somos afortunados por vivir esta época en la que las agrupaciones australianas dominan contundentemente esta escena neo-psicodélica.
Desert Daze es una experiencia paradisiaca para los amantes de la distorsión, la psicodelia, el arte y la música, pues los sentidos se mantienen en constante estimulación. A su vez, el cuidado colectivo por el bienestar le agrega muchos puntos a esta aventura, pues ante todo se procura la seguridad de todos, lo que favorece a que familias, amigos y parejas disfruten completamente de este festival. Nos fuimos muy felices y agradecidos por haber sido partícipes de esta enorme fiesta de cumpleaños, esperando volver a llevarles nuevamente hasta sus casas pequeños fragmentos de estas gratas memorias.