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Lo último que mis oídos escucharon ayer fue a Tame Impala y su psicodelia leve que envuelve a todos por lo menos con una canción. ¿El show? Increíble. Pero hoy es otro día, el protocolo continúa y las vibras cambian aunque la música no deja de ser el objetivo principal. Se podía notar que para varios de los asistentes el confinamiento (o la cruda) estaba cobrando factura y el aguante no les estaba dando para lo que les esperaba: 10 horas más de música en vivo, largas caminatas y un clima un tanto bipolar que por momentos repentinos dejaba salir al Sol.
Pero nada de eso se vuelve de primordial importancia cuando tus pies van acercándote poco a poco al escenario y las ondas sonoras bailan sigilosamente a través del viento hasta llegar a ti. Los escenarios Corona y Bosque se encargaron de calentar motores y fue aquí donde llegó mi primera disputa del día ya que ambos sets se llevaban a cabo al mismo tiempo. Por una parte estaba Niko Rubio, quien no ha parado de lanzar canciones este 2021, pero por otra parte estaba GAIA; así que hice lo que cualquier ser humano inteligente haría, vi a ambas.
Afortunadamente, después de esto los horarios se volvieron menos complicados y pude explorar los tres escenarios restantes con las propuestas de Sir Chloe, Adam Melchor y JVKE, cada uno desde su trinchera y demostrando que el talento joven merece ser escuchado, difundido y disfrutado porque vale mucho la pena.
De regreso a la travesía me encontré con Will Joseph Cook, quien inició su set un poco antes de lo planeado y logró que la multitud coreara sin pena ese conocido “Oh my God, did you call me baby? Maybe, is that okay? Yeah, it’s cool, I liked it. Cool” de “Be Around Me” para cerrar el show. Pero logró conectar desde antes con el público y en más de una ocasión lo acompañamos con las palmas en el aire. En esta, su primera visita a México, compartió tracks con tintes nostálgicos e incluso se escuchó un pequeño “awww” cuando mencionó que una de sus canciones favoritas la había escrito especialmente para su novia.
Del otro lado del Autódromo seguía presentándose el talento joven. Era el turno de Alaina Castillo. A ella la conocimos hace algunos meses en Indie Rocks! y gracias a su ascendencia mexicana y canciones sumamente específicas, está logrando en muy poco tiempo que su spanglish llegue a las personas correctas, en el momento correcto y en el espacio correcto. Minutos antes de despedir su presentación y justo a las 4:20, Alaina invitó a todos a fumar, y no precisamente tabaco, para cantar “indica” y que todos nos eleváramos en el mismo mood. ¿Lo logró? Claro, ésta es una de las canciones con mayor cantidad de reproducciones en su último LP y la joven promesa no podía perder la oportunidad.
Una hora después, a las 5:20 en punto, nuevamente maldije los horarios. Obviamente el escenario Corona Cero le quedó corto a The Whitest Boy Alive, los asistentes incluso llegaban hasta los extremos del escenario más cercano y por primera vez en el día se podía escuchar desde lejos la peculiar bulla de emoción con el inicio de canciones como “1517” e “Intentions”. Los Whitest nunca fallan, tú lo sabes, yo lo sé, todos lo sabemos. Quienes estuvimos ahí fuimos afortunados al poder escuchar por primera vez en vivo “Serious”, esa canción con la que regresaron al ruedo después de muchos años de ausencia. Para cerrar con broche de oro, entre palmas, celulares grabando, baile y una multitud que logró conectar sin problema con la banda, inició un “So many people telling me one way. So many people telling me to stay. Never had time to have my mind made up caught in a motion that I don’t wanna stop“.
Al mismo tiempo, pero del otro lado, Parquet Courts le comenzaba a poner poder y guitarrazos a la tarde, estoy segura que si no hubiera compartido horario con The Whitest Boy Alive, cientos de personas los habrían disfrutado desde la primera hasta la última canción. A. Savage, a quien por cierto tuvimos en el Foro Indie Rocks! hace algunos meses, se entregó por completo al público y nos demostró que sin problema puede entrarle al country y al rock. Una verdadera joyita infravalorada este show.
Un poco más alejada pero no por eso menos importante, estaba Ela Minus. Entre sus muchísimos talentos está poner a bailar y brincar al público y así llevarlos a través de los sentidos a otras galaxias donde todo brilla y no hay problemas. En una carpa más íntima donde el frío nunca hizo acto de presencia, la silueta de Ela resaltaba frente a luces sólidas de colores cálidos que deslumbraban pero ayudaban en el viaje. Todos lo gozamos y hasta un marciano flotante andaba por ahí contagiando de buena vibra a todos los que se topaban con él. Estos tres últimos actos compartieron horario y fue el momento perfecto del día para quitarse la pereza, comenzar a entrar en calor y cambiar de un Corona Capital relativamente vacío a uno llenísimo donde lo mejor estaba por comenzar.
Fue así, de un momento a otro, cuando descubrí que a partir de ese momento me iba a ser imposible poder llegar al ras de cualquier escenario que quisiera visitar. Tal vez tenga que ver la situación del día 1 y el acceso gratuito que tuvieron muchos de los asistentes debido a la cancelación por diversas circunstancias de St. Vincent, The Kooks y Disclosure. O tal vez solo perdí la práctica en estos meses sin festivales.
La luz del Sol ya no existía y el cielo nublado no dejó que la Luna, casi llena, saliera para regalarnos una postal como la del día anterior. Aún así todo se convirtió en magia cuando el primer show de 60 minutos llegó. Aurora salió al escenario en un vestido azul que combinaba perfectamente con todas y cada una de sus canciones y nos transportó a un mundo etéreo de hadas, paz, sabiduría y amor. Hablando de amor, la noruega no paraba de decirnos cuánto nos quería y lo feliz y emocionada que estaba por regresar una vez más a México. No sé cómo pero alguien del público le regaló un colorido ramo de flores que ella amablemente aceptó y no dudo que justo ahora lo tenga en un florero muy vintage. Aurora es la combinación perfecta entre ternura y talento.
The Bravery tenía planeado ofrecer un concierto en solitario un día antes de dar inicio al festival. Lo malo: se canceló. Lo bueno: estuvieron en el Corona Capital. A ellos también les quedó pequeñísimo el escenario y no era para menos, hace mucho que se habían alejado de los escenarios y este fue el regreso triunfal donde nuestra mente, alma y espíritu viajaron a nuestros mejores años de adolescencia. “An Honest Mistakes” fue el tema con el que la banda cerró su presentación pero a lo largo de los 75 minutos de show nos bombardearon con luces de colores, saltos, gritos y mucha emoción.
Pasadas las 8:20, el dúo inglés Royal Blood una vez más demostró que batería, bajo y voz es más que suficiente para abarrotar el lugar. Esta fue su primera vez en México y lo hicieron espectacular. Los momentos estrella del set fueron en los que “Out of the Black”, “Little Monster” y “Come On Over” se hicieron escuchar y no es para menos; el álbum debut y homónimo de la banda es de los mejores que nos dejó el caótico 2014. Canciones de How Did We Get So Dark? y Typhoons, su más reciente LP, también se gozaron y la energía fue tanta que en poco tiempo la banda se volvió patriota y una bandera mexa los acompañó en el escenario.
Poco antes de que Royal Blood terminara, 070 Shake ya estaba comenzando su presentación. Regresé a la carpa donde el calor reina y me encontré con el público más animado de la noche. Entre gritos mandones dirigidos por una potente voz, Danielle Balbuena dirigía a todos de un lado a otro mientras que, muy obedientes, todos se movían de izquierda a derecha, brincaban, bailaban y cantaban. Otra joyita que ojalá más personas hubiesen tenido la oportunidad de presenciar.
El momento cúspide de la noche se acercaba y decidí hacer lo que nunca antes había hecho, me subí a la rueda de la fortuna para poder disfrutar desde las alturas, y con una vista privilegiada, la canción con la que Twenty One Pilots daría inicio al cierre de la noche; aún no tenía idea de cuál sería pero a los pocos minutos “Stressed Out” llegó hasta mis oídos y los gritos de emoción hicieron eco una y otra vez. Bajé y me acerqué al escenario para seguir disfrutando lo que parecía ser el momento favorito no solo de decenas, ni cientos, sino de miles de personas. Entre cervezas, cigarros y mucho frío que a pocos le importó, la emoción de todos los que estábamos terminó de explotar cuando “Heathens” comenzó a sonar, humo, gritos y más de un outfit se encargaron de despedir la edición 2021 de Corona Capital.
Paulatinamente, los eventos masivos regresan y esto se debe a tu incondicional apoyo. Poder ver a tus bandas favoritas y conocer a unas cuantas más que probablemente se conviertan en lo que vas a escuchar en loop los próximos meses es el resultado del esfuerzo de todos dentro y fuera del festival. Tal vez esta edición tuvo algunos tropiezos pero seguramente para el 2022 nos la vamos a pasar aún mejor. Corona Capital marca el regreso triunfal a lo que más extrañamos estos últimos meses, festivales.