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Fin de semana 2 - Día 2

Fin de semana 2 - Día 2

Después de un muy caliente y activo primer día, la gente se recupera desde sus trincheras con el increíble Sol de las 6:00 am. No olvidemos que la noche anterior AC/DC tuvo cierre despedazador, un gran show que a todos recordó sus desmadres adolescentes. O al menos eso parecía por el nivel de fiesta de la gente que salía feliz del campo de Coachella.

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No sólo las energías del segundo día eran muy diferentes, hasta la "Papilio Merraculous" se había convertido en una hermosa y gigantesca mariposa.

La fiesta arrancó a la 1:00 pm con El Colectivo Nortec: Bostich + Fussible, donde los tijuanenses pusieron a bailar a todos al rayo del Sol. Una gran presentación digna del escenario principal, aunque hubiera sido divertido ver la reacción de la gente al verlos tocar en una de las carpas de baile horas más tarde. Momentos después, llegó Perfume Genius en toda su magnificencia, con un delicado y poderoso set. Medias caladas, labios y uñas rojas y una presentación tanto intensa como completamente bajo control. Simplemente hermoso. Bad Religion se apoderó del escenario principal, donde se reunió una gran cantidad de fans a cantar canción tras canción. Una particularidad de Coachella fue, al menos en este segundo fin de semana, que no hubo show malo ni aburrido. Las bandas y el público lo dieron todo a pesar del calor extremo que azotaba el desierto, miles de personas coreaban canciones, bailaban descalzos y se divertían en un frenesí casi carnavalesco mientras gritaban a todos: ¡Happy Coachella!

El festival también tiene sus toques melódicos con actos sutiles muy disfrutables, como el caso de Toro y Moi. El genial Chaz Bundick llegó a dar un show lleno de corazón con muy buena recepción de un casi lleno en el escenario Mojave. Mientras esto sucedía, Chet Faker reunía gente tan rápido como su ascenso a la fama. El australiano alternó entre su piano real y su piano computarizado, manteniendo un set interesante y bien mezclado entre canciones electrónicas (principalmente lo que él hace) y canciones con letras (las cuales todos sus fans corearon).

El colectivo británico Jungle fue uno de los actos más esperados del festival, y no fueron decepción: la gente se volvió loca con estos nu-souleros que, a pesar de su corta edad, tienen muy claro como hacer llegar su mensaje. La carpa Gobi recibió a la banda francesa Yelle, formada por la bella Julie Budet y dos bateristas que disparaban las energéticas secuencias. "¿Listos para sudar un poco más?" preguntó Budet a un público que no se detuvo un solo momento.

El momento perfecto al atardecer sucedió para la banda de indie pop Belle and Sebastian. Con un show divertido y dinámico, Sturart Lee Murdoch puso a bailar a sus fans y no fans mientras Run The Jewels despedazaba la carpa Mojave. Este duo formado por El-P y Killer Mike trae aún todo el ruido generado en SXSW, mismo que demostraron con grandes canciones como “Run the Jewels”, “Oh My Darling Don’t Cry” y “Blockbuster Night". Al caer la noche fue el turno de Alt-J en el escenario principal, donde con su sutileza y poder dio un grandioso show. Abriendo con sus dos mejores canciones "Hunger of the Pine” y “Fitzpleasure”, el despliegue de producción y arreglos musicales que tienen montados es impresionante; de esos shows donde todo entra y sale en el momento preciso y realmente elevan la musicalidad del cuarteto.

Kasabian llegó a seguir destrozando la carpa Mojave, y creo que la gente que estaba ahí realmente no se había movido, pues desbordaban la carpa y cada vez más y más llegaban corriendo. Con un show energético, electrizante y con actitud, Kasabian levantó la audiencia y demostró por qué son considerados de la realeza del rock británico.

Dos grandes al mismo tiempo en los dos escenarios principales: el consolidado Jack White y la nueva sensación FKA Twigs. Para mí, el fanatismo mató a la curiosidad y me quedé en el escenario principal. White dio su último show "eléctrico" en un buen tiempo, para continuar su gira de manera acústica en diferentes venues de Estados Unidos. En reversiones crudas y grandiosamente orquestadas, White tocó un set con material de The White Stripes, The Raconteurs así como de sus dos discos como solista. "Dead Leaves And The Dirty Ground" sonó cruda con un piano casi hunky tonk, mientras que "I Can Tell That We Are Gonna Be Friends" hizo cantar a los fans, al mismo tiempo que les pidió darse un saludo de paz, pues es lo que a él le enseñaron mientras crecía. White es un tipo clásico, de vieja escuela y de costumbres: y no se fue sin dedicar el show al fallecido en Puebla "Ikey" Owens, y cerró diciendo que a los músicos se les debería cuidar y tratar tan bien como a las estrellas de cine. Pidió a la audiencia repetir "la música es sagrada", recordando así que el motivo principal que nos reunió en Coachella es la música y no "some bullshit internet experience".

Uno de los actos más espectaculares y densos fue la presentación de Swans en la carpa Gobi a la medianoche. Con una audiencia modesta, Swans hipnotizó a los oyentes del festival que no se habían descerebrado desde las 4 de la tarde en las carpas electrónicas y estaban listos para volar sus sentidos. La noche no cerró hasta recibir la sorpresa de Kanye West durante la presentación de The Weeknd, misma que se consideró la mejor sorpresa de ambos fines de semana. ¡Lo sentimos, Madonna! West se apoderó del escenario (como era de esperarse) cantando "Can't Tell Me Nothing", para terminar entre la audiencia emocionando a todos con su nuevo sencillo "All Day".