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Ceremonia 2018

Un nuevo despertar.

El año pasado Ceremonia se tuvo que posponer por la caída de uno de sus escenarios, sin embargo, con el esfuerzo de los organizadores y artistas, lograron superar las barreras y presentar grandes shows como el de Björk, The Black Madonna, James Blake y Underworld. Ceremonia 2018 regresó con un gran cartel y una propuesta muy variada que iba desde Beck, St. Vincent, King Krule, Kelela, Arca, así como el escenario Traición que celebra la cultura queer. La asistencia del público fue poca, pero vivimos una de las mejores ediciones del festival en un ambiente de felicidad, unión y baile.

El día comenzó con Tyrell en el escenario Ceremonia, que poco a poco atrajo la atención de la gente que iba llegando con un set que incluyó canciones de Justice y Junior Senior. Mientras que en el escenario Corona, Mint Field demostró por qué son una de las mejores propuestas musicales en México, la naturalidad y sentimiento con la que interpretan produce atmósferas oscuras y profundas que logran revivir la esencia de géneros como el krautrock y shoegaze.

Wet Baes apareció con una gran banda, que incluyó coristas y un conjunto de cuerdas, además de los sintetizadores, guitarra y batería. Su propuesta electro pop con ritmos pegajosos cautivó al público en un principio, pero la energía fue decayendo, tal vez por la mala nivelación del sonido. Cabe destacar que el artista puso mucho sentimiento en su presentación. Girl Ultra cantó sencillos como “Cruel” y “Bye Bye” de su más reciente material Adiós, señalando que a veces es bueno dejar ir a las personas. Así mismo, puso su esencia en los covers que realizó a Childish Gambino y Miguel Bosé.

Cuco apareció sonriente al confesar que nunca había tocado para tanta gente antes, los fans corearon canciones como “Lo que siento”, “Amor de siempre” y “CR-V”. Omar Banos también se dio la oportunidad de estrenar dos sencillos, sorprendiendo con un sonido más hip hop. Nuestro primer momento en la carpa Camp Roswell fue con Lophile, su sonido giro en torno al EDM, pero también agregó algo de R&B y trap, e incluso remezcló a Kendrick Lamar. Seguido de él, Berhana se apoderó del escenario con su estilo R&B y una actitud carismática, una de las mejores nuevas propuestas que tuvo el festival.

Desde las 19 H. ya muchos se daban cita en el escenario Corona, ya que era el turno de Mura Masa, quien con tan solo 19 años se ha posicionado como uno de los productores más reconocidos en la actualidad. Con un set de percusiones, guitarra, y consolas logró transmitir un live show por completo, la presencia de Bonzai en canciones como “Nuggets”, “All Around the World” y “1 Night”, le dio otro sentido al concierto, que se convirtió en una hora de baile interrumpido bajo el atardecer.

Casi como acto de bienvenida, el sol desapareció, la temperatura bajó y todo se tornó de un melancólico tinte azul para King Krule. Desde un principio se le mencionó como uno de los grandes aciertos del festival, pero superó las expectativas al ser uno de los que congregó más gente. Su impecable setlist fue tan intenso como lúgubre gracias a temas como "Dum Surfer", "Easy Easy" y "Baby Blue", así como por la efusiva actitud del músico sobre el escenario.

Kelela regresó a nuestro país después de haber cancelado su presentación en agosto del año pasado. Su hermosa voz, los beats y las luces lograron crear un espacio sombrío lleno de sensualidad y amor. Sorpresivamente la artista interpretó pocas canciones de su último disco Take Me Apart; “LMK”, “Rewind”, “Frontline”, “Gomenasai”, “A Message”, “Bank Head” y “Enemy” fueron algunas de las canciones que hicieron resonar el Camp Roswell. Una inmensa sonrisa se vio dibujada en el rostro de la cantante, al mismo tiempo que cerró con un gran mensaje: “los quiero muchísimo, quiero mandar un mensaje de apoyo a cualquiera que esté trabajando en algo y a nadie le importa, quiero que continúen y empujen durante ese período, porque así son las cosas y así es como se cumplen los sueños”.

Como el mismo Caribou lo dijo, lo único que importó durante su concierto fue el baile, desde que abrió con una versión extendida de “Our Love”, pasando por “All I Ever Need”, hasta terminar con “Jamelia” y “Odessa”, Dan Snaith logró un trabajo impecable. La personalidad y estilo que el compositor le da a la electrónica es única; la facilidad y similitud con que recrea su música en vivo, de una manera tan orgánica y completa le ganó la presencia de la mayoría del público asistente.

La presencia que irradia St. Vincent es única, su belleza y talento impresiona a cualquiera que se encuentre viéndola. Con un payasito color rosa, unas botas transparentes y su guitarra, Annie Clark anunció que estaba lista para destruir el escenario Ceremonia. A diferencia de otros festivales, vino acompañada de una banda, que en conjunto nos llevaron por un viaje a través de toda su discografía, climatizado por “Marrow”, “Sugarboy”, “Cheerleader”, “Rattlesnake”, “Los Ageless”, “Masseduction”, “Cruel”, entre otras. Distorsión, poder, feminidad, pasión, son algunas de palabras que describen el show de St. Vincent, quien hizo llegar cada nota a lo más profundo de nuestro ser. La parte final se llenó de nostalgia con versiones acústicas de “Severed Crossed Fingers” y “Prince Johnny”, con certeza, Annie Clark demostró por que era una de los headliners del festival.

Cuando se trata de transformar ambientes, Arca sabe cómo hacerlo. Electrónica, flamenco, experimental, metal, pop, cumbia acompañados de fuego, pelucas, tacones, y mucha sensualidad fue lo que pudimos presenciar. Alejandro Ghersi preparó una fiesta y todos fuimos parte de ella, por un momento todo desapareció y lo único que importó fue el baile, el amor, la diversidad, la unión de culturas, el éxtasis y el pasarla bien. Sin duda es el mejor DJ set que ha presentado en nuestro país, pero nos quedó a deber el live show.

Con un retraso considerable Rae Sremmurd apareció en el escenario después de un remake de “God’s Plan” de Drake con “Perplexing Pegasus”; “jump in the Pegasus, all kind reckless, the necklace, all kind reckless, i flexed it” todos coreaban al mismo tiempo que los rateros iban de un lugar a otro. También sonaron “No Flex Zone”, “Chanel” y su hit “Black Beatles”. La asistencia fue poca, el tiempo también, pero los hermanos Khalif se ganaron el corazón de los asistentes.

La conexión de Beck y el público fue algo que pocas veces se ve, y esto no es una coincidencia; ya que el sentimiento, entusiasmo, amor y júbilo con el que interpreta Hansen y su banda son de reconocer. Desde que empezó con “Loser” la entrega fue total, para continuar con “The New Pollution”, “Qué onda güero”, “Colors” y “Girl”. Agradecido con México, Beck se despidió después de un show lleno de gritos, saltos, y alegría, que complació, fueras o no fan del compositor.

Soulwax era una de las bandas sobre las que la gente había puesto grandes expectativas, y lograron cumplirlas. La eficacia y excelencia musical con la que ejecutó cada canción logró crear un puente entre el rock y la electrónica que nos mantuvo atentos todo el tiempo. En su mayoría tocó canciones de FROM DEEWEE, entre ellas “Is it Always Binary”, “Do You Want to Get into Trouble?”, y clásicos como “E Talking y NY Excuse”. Four Tet presentó un espectáculo sencillo, que iba de atmósferas suaves y envolventes, a sonidos más bailables claramente expuestos en su último disco New Energy, como cuerdas y ritmos jazz, downtempo y house. Kieran Hebden cerró de manera relajada, abriendo paso a nuevas energías para el siguiente año.

Desde que se publicó el cartel del festival muchas personas se quejaron, no obstante pudimos ver bandas que nunca habían venido a nuestro país como King Krule, Mura Masa y Rae Sremmurd y otras que llevaban mucho tiempo sin hacerlo como Soulwax, Caribou y Kelela. La organización del festival fue buena, hubo algunos retrasos, principalmente en los últimos actos del escenario Corona, pero las filas fueron cortas, el tránsito fue agradable, nunca se agotó la comida y hubo ofertas para todos. Debido a la poca asistencia fue fácil poder ver a las bandas desde un buen lugar sin empujones, usar los juegos que se instalaron sin esperar horas y  convivir a gusto, aunque uno de los mayores problemas fue el poco espacio del escenario Traición, por lo que tenías que esperar un buen rato para poder entrar. Hubo poca producción, pocas instalaciones, pero fueron suficientes para que el espacio luciera colorido. Ceremonia supo reponerse de una caída, de una manera sencilla, pero efectiva. Sin duda lo mejor del festival fue poder gozar de los grandes artistas que se presentaron en un ambiente de paz, unión, risas, amor, diversidad, diversión y sobre todo mucha música.