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Un conglomerado de hipsters, fresas, mirreyes, chakas y demas subgéneros de la estratificación social chilanga se unieron para celebrar el regreso del rave underground más influyente del mundo, el Boiler Room, que en conjunto con Ballantine’s presentó la primer edición Journeys México.
La ultra-secretísima locación fue revelada sólo al momento de llevar a nuestra querida camada de gorrones miembros de la prensa en pulmonías hacia los interiores de la Colonia Doctores, hacia lo que fue en su tiempo la Estación de tren Indianilla, ahora renovado centro cultural. La llamativa alineación incluía consolidados, Seth Troxler y Rebolledo; semi-consolidados, Yesco y Los Macuanos; y emergentes como Jocan Dekä y Harvard Bass.
Las instalaciones de la Estación Indianilla se antojaban algo posh para la reputación underground del Boiler Room y había aún muchos ansiosos por ingresar cuando Jocan ya estaba terminando su set de electrizante techno-fusion; había quedado de lado un poco lo minimalista y experimental como comprometido con la obligación de prender la pista que merece el primer artista en treparse a la consola... y así lo hizo.
Los ánimos no decayeron con el otro capitalino, Yesco. Ataviado como el nerd más cool del mundo, dejó caer sendos grooves acompañados por sus propias vocales en vivo, lo que prendía más a la concurrencia. Para entonces, el Ballantine’s fluía cual diáfano arroyo de los manantiales llamados barras, cortesía para todos los concurrentes por parte de la marca. Fue cuando la capacidad de un chic centro cultural con tres escusados para caballeros se vio rebasado por un evento de dicha magnitud, generando una línea de espera épica... que Splash Mountain ni que nada.
Al escenario acudieron a presentarse en vivo Los Macuanos, otra propuesta dentro de la electrónica nacional que recuerda a Kraftwerk y a Animal Collective y que estaba prendiendo más duro que nadie hasta ese entonces... cuando vino un apagón cerca del final de su set, lo que notoriamente les cortó el ritmo, pero el consenso general era de que los tijuanenses indudablemente son uno de los actos electrónicos en vivo más cautivantes.
Otro talento fronterizo se hizo presente cuando Harvard Bass de San Diego prendió la pista, que para ese momento estaba a reventar, con su pegajosa versión de house seguido por el ídolo electrónico de Monterrey, Rebolledo.
Pasada la una de la mañana el público estaba ansioso por ver al estelar, finalmente subió a la consola Troxler y le entró de lleno a su suave interpretación del techno con elementos retro sin dejar de sonar moderno.“Oooh” y “aaah” exclamaron algunos verdaderos conocedores, reconociendo beats y sampleos de pasados sets del DJ americano.
Con gran éxito llegó a su fin otro Boiler Room en México; un cómodo, generoso, divertido, electrizante encuentro con lo más vanguardista de la electrónica.